miércoles, 25 de marzo de 2015

CRÓNICAS DE CAMPAÑA: Jueves de empanadas con Hugo Maldonado

Hay una cosa que todos los políticos saben: para ganar una elección hace falta una buena campaña publicitaria. Y para eso hace falta plata, mucha. Para los afiches, para las gigantografías, para salir en la tele, en los portales, en Facebook, en los diarios. Hugo Maldonado, diputado nacional por la UCR, lo sabe pero dice que él no tiene tanta. Entonces se le ocurrió suplir la falta de recursos con un poco de ingenio. Reunió a sus hijos y a sus pocos asesores, tiró algunas ideas y entre todos decidieron pergeñar una movida publicitaria que genere alto impacto con escasos recursos.

El leit motiv ideado fue “Ponerse en el lugar del otro”. ¿En qué consistió? Decidió hacer una serie de fotos tomadas en plano medio con personas que representen a los sectores “más desfavorecidos, olvidados y desprotegidos” de la sociedad para luego unir esas imágenes a una foto suya: mitad mujer trans, mitad Maldonado; mitad joven, mitad Maldonado; mitad anciano, mitad Maldonado; mitad mujer golpeada, mitad Maldonado y así. El estudio de fotografía fue el comedor de su casa. Los modelos utilizados fueron una militante trans del radicalismo, la novia de su hijo, un actor y algunos amigos más. Las fotos las sacó su sobrino y el photoshop hizo el resto. “Yo, trans. Animate vos también”, fue el primer afiche virtual con que presentó su campaña en los medios y en su cuenta facebook. En pocos días logró 339 me gusta, 44 comentarios y fue compartida 80 veces. Con dos pesos con cincuenta la campaña impactó. A esta idea la complementó con otra más: todos los jueves organizar tertulias con distintos sectores de la sociedad para escuchar de primera mano los problemas de cada uno. Todo esto con la particularidad de que las reuniones se iban a hacer en su casa con un menú típico: empanadas.


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Vive en Los Troncos, un barrio residencial de clase media alta de Resistencia. Está separado hace 10 años y comparte la casa con sus hijos: Dalmiro de 16 y Lisandro de 23. Es jueves, son las 9 de la noche y en media hora van a llegar las visitas.

Maldonado está vestido con una camisa a cuadros blancos y rojos, jeans y zapatillas de lona negra. Tiene unos lentes redondos como dibujados y su corte de cabello está a la moda: al costado rapado, arriba más alto. Se lo ve delgado y en forma. En su recibidor, repleto de cuadros y un reloj antiguo enorme en una esquina, ahora cuenta que al iniciar cada reunión de los jueves deja en claro la cuestión de los horarios: empieza a las 21.30 y termina a las 23.30. Esto lo hace más que nada para evitar el mal momento que podría generar el hecho de que algunos visitantes pierdan la noción del tiempo y se terminen quedando hasta más allá de la medianoche. “El viernes se trabaja”, dice.

— ¿Echaste a alguien por quedarse después de hora? –pregunto.

— No, no todavía –me dice y se sonríe.

Éste será el tercer encuentro desde que comenzó el ciclo bautizado “Jueves de Charlas y Empanadas”. El primero fue con un grupo de defensores de los derechos de los Gays, Lesbianas, Bisexuales y Trans y el segundo con autoridades de la Universidad Nacional del Nordeste. La idea del de hoy es analizar y debatir los problemas que padecen las mujeres en el Chaco y cómo solucionarlos.

Llega el delivery. Son 462 pesos de empanadas: calculo que deben ser cuatro docenas, entre árabes, ahumadas, humitas y capresses. Se va al fondo de su casa y vuelve con plata. Le hace un chiste al motomandado, paga y luego regresa poniendo con dificultad el vuelto en el bolsillo del pantalón ajustado.

—¿Por qué las reuniones se hacen en tu casa? –le pregunto.

—Porque es simbólico –dice-. (El fundador de la UCR, Leandro) Alem aludía a la necesidad de que los funcionarios y los políticos deberían vivir en una casa de cristal. Y mi valor tiene que ver con eso, con una austeridad republicana.

Maldonado se toma unos segundos para elaborar cada respuesta. Respira profundo, mira para arriba y larga las palabras de a poco, pausado, con un tono erudito y nasal.

—¿Y cómo te surgió la idea?

—Tengo un equipo con el que discuto bastante todas las cosas que llevamos adelante –dice Maldonado-. Lógicamente vivo con mis hijos y ellos también tienen que tener participación en estas cosas donde se involucra el ámbito familiar. Y bueno, me gusta recibir a la gente, la gente se siente cómoda aquí y de paso se rompe un poco la lógica de que los políticos vivimos tapando todo.

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Las invitadas llegan puntuales. Ellas son: Elizabeth González, integrante del pueblo qom y coordinadora del área Pueblos Originarios del Superior Tribunal de Justicia; la comisaria retirada y abogada Beatriz Gómez, que se desempeña en la División Atención a la Mujer de la Policía de la Provincia; María del Pilar Gogó Doti, presidenta de la Comisión Multisectorial de la Mujer de la Cámara de Diputados del Chaco; Sonia Pardo, empresaria farmacéutica e integrante de la Cámara de Comercio de Resistencia; Alicia Ogara, concejal de Resistencia por el radicalismo y Lourdes Díaz, dirigente de Franja Morada en la Facultad de Ingeniería de la UTN e hija de Doti.

Nos trasladamos hasta el living, que está integrado en un mismo ambiente con la cocina y el comedor. El lugar es cálido y blanco. Una araña ilumina tenue la zona en donde ahora están sentados el anfitrión, las visitantes y Fede, uno de sus asesores dedicado a tomar notas en su celular. Un poco más acá hay una gran mesa cuadrada blanca desde donde estoy tomando notas. A un costado, en la cocina, está su sobrino y Alejandro, quien hace el registro fotográfico. En todos los ambientes hay pinturas de artistas chaqueños, muchos de ellos de Milo Lockett y esculturas varias con predominio del estilo abstracto. La casa no es grande pero está abarrotada de arte.


“Este ciclo de charlas básicamente trata sobre escuchar, aprender y llevar ese saber a la práctica”, explica Maldonado a las mujeres que lo miran con atención. “En general las cosas que presentamos en el Congreso tienen que ver con cuestiones que conversamos con la gente. Bueno, ahora ustedes son las que proponen los temas”, abre el debate e inmediatamente invita a tomar vino, agua o gaseosa. En un rato nos dirigiremos raudos hacia la cocina para servirnos las empanadas.

Doti: —Nosotros con las mujeres estamos yendo mucho por el interior, Hugo. El año pasado estuvimos trabajando muchísimo porque la temática de la violencia lo exige.

Pardo: —Yo les cuento algo. Viví diez años en España. Conocí ese país que realmente me cautivó y hay algo que me llamó la atención, con respecto a nuestro género, y es el hecho de cómo valoran al ser humano, a la persona. Eso es una cosa que en nuestro país… Acá el estereotipo de mujer tiene que ser así, caminar así, vestirse así. Hay un montón de discriminación, falencias…

Maldonado: —Y exigencias.

Pardo: —Y exigencias, sí. También escuché hace poco a una educadora española que hizo un comentario criticando a la educación en todo el mundo, pero más en los países de Latinoamérica, donde decía que era fácil educar siguiendo criterios del mandatario de turno en lugar de tratar de intentar sacar lo mejor de cada niño. Siempre le decimos a nuestros hijos que tienen que tener una carrera, saber inglés, etcétera, y en realidad lo primero que tenemos que enseñar a los chicos es que tienen que ser buenas personas y que sepan cuánto valen. Hoy los niños se sienten desvalorizados.

Doti: —Eso es principalmente lo que tienen las mujeres. La desvalorización de sí mismas. No se quieren y por eso se dejan golpear y maltratar. Por eso viene la violencia sexista.

Gómez: —El otro día escuché que un nenito de cinco años le vino a contar a su mamá algo que pasó. Y la mamá lo sacó y le dijo: “Shhhh, shhhh, vaya para allá. Chismoso. El chisme es para las nenas”.

Doti: —Nosotros lo que tendríamos que hacer es criarlos a los dos por igual: nena y varón, lo mismo. “Vos ponés hoy la mesa y vos levantás”. Y después al revés.

Díaz: —Yo me re enojo con mis amigas porque tienen varones y los crían como a cafishios. ¿Por qué no dejan que hagan las cosas de la casa también?

Doti: —Claro. No es porque vayan a salir maricas, como algunas creen, porque mezclamos los roles de las personas con la sexualidad. El rosa y el celeste se tienen que terminar. La nena rosadita, la nena delicada, y después la largamos al mundo y la nena está acostumbrada a depender de alguien: de la mamá, del papá, del hermano mayor. Después pasa a depender del novio y después del marido. Eso es tremendo. No puede vivir una persona dependiendo de todo el mundo. Yo creo que las mujeres son más machistas que los varones.

Gómez: —Pasa que la sociedad misma es así. A nosotras nos cuesta desprendernos de eso. Por ejemplo, permitir que hablen mal de una mujer. Las adolescentes se expresan de otras chicas de una manera… Y yo le digo: “Mirá, vos acá no vas a hablar mal de ninguna mujer”. Esta es una forma que ellas quieran y valoricen a la mujer.

González: —Seguro. Además, en el caso indígena, todos  existen gracias a que las mujeres eran las guardianas, porque cuando llegaban los fortines las que espiaban en el monte eran las mujeres cacicas. Nadie, pero nadie se acuerda de ellas.

Ogara: —Yo creo que se avanzó mucho en el tema de los derechos y las oportunidades. Esto fue porque las mujeres se pusieron al frente. La democracia tuvo mucho que ver, también el radicalismo y (el expresidente, Raúl) Alfonsín para que las mujeres podamos participar. Cristina (Fernández de Kirchner) también hizo algunas cosas. El matrimonio igualitario fue una de las cosas más importantes que hizo el kirchnerismo. Pero hay otras cosas que tenemos que seguir…

Doti: —La jubilación de la ama de casa, también.

Ogara: —Eso también. Yo en el Concejo Municipal presenté un proyecto para que se incluya en el reglamento interno de los empleados municipales al matrimonio igualitario. Esto es una lucha diaria, donde no tenemos que bajar los brazos. También creo que la Justicia no está a tono con el tema de la mujer y la violencia. Los jueces no actúan. Terminan matándolas. Es como que no quieren ver la realidad.

Maldonado: —No sé si ustedes vieron la campaña que hice…

Ogara: —Sí, me encantó. Esa de ponerse en el lugar del otro.

Maldonado: —Bueno esa campaña por una cuestión de pre conceptos tuvimos que utilizar a actores en la serie de fotografías: una es la novia de Lisandro, mi hijo más grande, que hace de la mujer golpeada. ¿Por qué tuvimos que elegir a una actriz? Porque la cuestión cultural a mí no me dejó llegar a una mujer golpeada y decirle: “Che, ¿querés venir a sacarte una foto?” Tampoco pudimos hacer la del enfermo, que es un actor. Y la del gordo no va a formar parte de las fotografías porque no los conseguimos. En la serie estamos con “Yo, trans”. Hoy salimos con “Yo, joven”. Luego “Yo, enfermo”. La campaña es osada, fuerte. La pensamos mucho. Ah, me pasé por alto una cosa: estuve escuchando con mucha atención en cuanto a cómo la cultura guarda algunas cosas en cuanto a la influencia moral de la mujer. Yo viví una experiencia particularísima de haberme separado hace 10 años y tomé la decisión que fue pensada, discutida y finalmente armoniosa que fue quedarme con los chicos. Porque cuando el hombre tiene que quedarse fuera de la convivencia con los hijos las mujeres no hacen esa valoración.

Doti: —Está muy bien lo que decís, Hugo. Eso forma parte de las minorías. A mí siempre me preguntan si defendemos hombres golpeados. Y por supuesto que defendemos a los hombres golpeados porque para nosotros ese hombre es una víctima y es más víctima que una mujer porque a un hombre le cuesta muchísimo más ir a la comisaría y decir “mi mujer me pega”. Una vez, estaba con (la diputada, Elisa) Lilita Carrió, allá por el 95, y ella hablaba sobre las mujeres golpeadas, bla bla bla y qué se yo, y por ahí sale un señor petisito del fondo, levanta la mano y dice: “Señora, usted que habla tanto de las mujeres golpeadas usted también tendría que defender a los hombres golpeados porque a mí me castiga mi señora”. Y la gente se largó un juaaa juaa juaa jua juaaaaa. Y Lilita le dijo: “Por supuesto señor, venga y vamos a hablar”.

Gómez: —Hablando de hombres golpeados, un día llegó un hombre a la división y nos preguntó si ese era el lugar para hacer denuncias por violencia. Le dijimos que sí y nos dijo que quería hablar con el jefe. Lo hicimos pasar pero él no sabía que no había jefe, sino jefa. Esperé un ratito para entrar a verlo y cuando entré el hombre estaba sin camisa. Y yo dije: “¿¿¿Qué es esto???”. El pobre hombre quería hablar con el jefe porque quería mostrar que la mujer lo agarró con el cinto y lo golpeó. Y él nos dijo: “Disculpe, pensé que acá había hombres que tomaban las denuncias”.

Doti: —Lo mismo les pasa a las mujeres. En las comisarías de Bermejito no hay mujeres, en Las Breñas tampoco, en la de Pampa del Indio tampoco. Eso lo vamos a reclamar por nota.



***


Maldonado mira el reloj y comenta en voz alta que son las 23.30, hora en que se termina la tertulia de hoy. Lo dice de manera cordial, como buen anfitrión y propone a las invitadas que se comience a coordinar trabajos en común con los sectores en los que se desempeña cada una. Todas aprueban la moción.

Las acompaña hasta la vereda esperando que se suban a sus autos, las pasen a buscar o aborden un remis. A ellas se las ve contentas, a Maldonado también. Gogó Doti pregunta si esta reunión se va a publicar en los medios. El dueño de casa le responde que mañana temprano se reúne con su equipo de trabajo para sacar algunas cosas en limpio, después enviará una gacetilla de prensa con el resumen y luego publicará algo en su cuenta de Facebook.

—Él no sé qué hará –dice Maldonado y me mira, desligándose.

Pasada la medianoche, cuando las invitadas ya se fueron y sólo quedan algunas empanadas, abrimos un vino más. Quedamos Maldonado, su sobrino José y el fotógrafo Alejandro. Seguimos en su living pero con las luces un poco más bajas. De fondo se escucha a Diego El Cigala. A Maldonado se lo ve más relajado, como satisfecho con la tarea cumplida. La charla pasa por el caso Nisman, la SIDE, la actualidad de la provincia, Carrió, Alicia Terada y el radicalismo. Ahora habla sin eufemismos. Si se está refiriendo a alguien que es muy obsecuente, por ejemplo, él no utiliza precisamente el término “chupa medias”.

Le pregunto qué será de su futuro político y si se postulará a algún cargo. Maldonado responde que aún no tiene nada definido. Este año vence su mandato en el Congreso de la Nación y aunque en público no lo reconozca le resulta llamativo que dentro de la línea interna de Convergencia Social (conocida como el rozismo) no le hayan ofrecido una candidatura importante siendo que en 2011 hizo una buena elección y que tiene pergaminos que lo avalan dentro la UCR chaqueña. Siente que lo ningunearon.


De todos modos, dice que eso, el ninguneo, tampoco lo desvela. Así las cosas, y teniendo en cuenta que falta poco para las Primarias Abiertas, la idea es estar en los medios y que su imagen se difunda con movidas como las de las fotos y sus tertulias de los jueves. La idea, en definitiva, es hacer ruido y esperar.



Publicado el 25 de marzo de 2015 en Chaco Día por Día 

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