martes, 31 de marzo de 2015

CRÓNICAS DE CAMPAÑA: Jorge Lestani, el (ex) cura peronista



Jorge Lestani conoció a Capitanich en una huelga de hambre que casi terminó en tragedia. Fue en agosto de 2007. El primero todavía era vicario en la Iglesia Catedral y el segundo era senador y precandidato a gobernador del Chaco. Ambos coincidieron en una protesta que llevaban adelante casi una veintena de trabajadores precarizados del plan Jefas y Jefes de Hogar en el cuarto piso de Casa de Gobierno, quienes exigían su pase a planta. La concentración llevaba ya una semana y Lestani había llegado al lugar luego de que los manifestantes pidieran su presencia para que la Iglesia mediara en el conflicto, que se ponía cada vez más tenso por la falta de respuestas del gobierno de Nikisch. Jorge Capitanich, en campaña, también se acercó. En un momento de la protesta, una de las mujeres, robusta, petisa y desesperada, se apartó del grupo, levantó una pierna, la otra, y logró subirse a una de las ventanas amenazando con arrojarse al vacío. Fueron algunos segundos de gritos y corridas. Lestani, Capitanich y varios hombres más que estaban ahí lograron agarrar a la mujer y convencerla de que se baje. Era parte del clima que se respiraba en la provincia.


Lestani conoció a Capitanich en 2007 en una huelga de hambre de Jefas y Jefas de Hogar. Foto: Mónica Paris 


Meses después, ya electo gobernador, Capitanich pensó que Lestani podría ser una apuesta interesante para el gobierno que comenzaba y no dudó en ofrecerle un lugar donde podría continuar con su tarea humanitaria pero teniendo a mano millones de pesos de recursos del Estado: le ofreció ser su primer ministro de Desarrollo Social. Sorprendido, agradeció el ofrecimiento pero decidió decirle que no. Tres años más tarde, en 2010, los destinos de ambos se volverían a cruzar: esta vez el gobernador le pidió que se incorpore al gobierno, pero no ya como ministro sino como encargado de un proyecto de inclusión social y asistencia para El Impenetrable. Ahora sí aceptaría la propuesta de Capitanich pero no sin antes tomar una decisión clave en su vida: renunciar al sacerdocio. Luego vendría su primer hijo, el peronismo y Crecimiento 2015, el espacio político donde ahora milita de la mano del diputado nacional, José Mongeló.

***

Lo veo llegar a través de la ventana del café de Santa María de Oro al 100. Es viernes por la tarde y está muy nublado. Lestani camina rápido. Es alto y desgarbado. A los 43 años abandonó la barba de cura y ahora tiene un flequillo que le cuelga hacia la derecha. Lleva una camisa blanca cruzada por un morral. Cuando entra al café, saluda con un abrazo y pregunta por la familia. Sus ojos son verdes profundos, la sonrisa blanca y su forma de hablar sigue siendo la que tenía cuando era vicario de la Catedral, tranquila, casi de confesionario.

-¿Por qué te acercaste al peronismo? -le pregunto a Lestani.

-Como partido tiene mucha ida y vuelta con la doctrina social de la Iglesia. De hecho la doctrina peronista es la doctrina social. Por eso me afilié.

-¿Te sentís kirchnerista?

-El peronismo es de Perón. (Néstor) Kirchner era peronista. Cristina es Peronista. Yo creo que cuando aparecen ramas enriquecen. Yo me siento cristiano, humanista y peronista. Y después se dialoga con el kirchnerismo, con el massismo, con Gustavo (Martínez), con (Domingo) Peppo. No concibo la política sin diálogo pero no implica negociar la postura.

-Te lo pregunto porque el kirchnerismo, en algún momento, tuvo ideas que chocaron con la Iglesia. El tema del matrimonio igualitario fue uno. ¿Cómo hacés con esas contradicciones?

-Creo que hay que tener apertura en todo. Dentro de la Iglesia ya me parecía y ahora mucho más. Tener apertura y dialogar. Después las posturas son las posturas: personales o grupales. Pero creo que uno tiene que ser coherente en eso. Creo que en política uno tiene que tener la mente amplia. Eso no implica transar nada. La sociedad es lo que es. No lo que yo quisiera que fuera.

***

Desde febrero de este año ya no pertenece al gobierno provincial. Luego de su breve trabajo en El Impenetrable, Lestani se dedicó a los hogares de personas que viven en situación de calle y luego pasó a microcréditos donde, dice, se hicieron muy buenos trabajos con gente que recibía unos mil pesos de capital inicial y pudo ir progresando de a poco. Recuerda el caso de doña Tomasa, una vecina de Fontana, quien de estar llena de deudas pasó a tener un kiosco y luego un maxikiosco. Con el último cambio de gabinete y el apartamiento de Roberto Lugo del el Ministerio de Desarrollo Social, se fue del Gobierno.



-¿Cómo llegaste a Mongeló?

-A finales de agosto del año pasado José me invitó a una reunión y me impactó su proyecto, su estilo. Ya lo conocía: un tipo simple, muy del montón, muy llano. Siempre le valoré su llaneza. Con él hubo buen ida y vuelta. Me dijo: "Venite que vamos a armar unas mesas para pensar el tema de obras de gobierno". Eso me enganchó. No me dijo: "Tengo tres o cuatro líneas". Me dijo: "Queremos armar la plataforma". Ya en mi secundario venía con eso de que el político sin plataforma es del medio pelo.

-Ahora que estás en política partidaria, ¿cambió tu mirada de la Iglesia?

-En su momento pedí algunos cambios y la Iglesia me respondió con el Papa Francisco. De todas maneras cuando la opción por una institución te toca la cuna, tus convicciones, eso es algo que no se negocia.

-¿Cómo es eso?

-Es decir, cuando las convicciones personales que mamaste desde la cuna entran en contradicción con el propio trabajo, listo, hasta acá llegamos. Se hablo una, dos, tres veces. Pero como le dije a una señora el otro día que es catequista en el Don Bosco, mi entredicho fue con la Iglesia de Resistencia de ese momento.

-¿Cuál fue el entredicho?

-Más que nada posturas. Se dialogó una Catedral hacia afuera, una presencia social. De hecho yo veía que se valoraba mucho más el trabajo de afuera de la Iglesia que el trabajo de adentro. Y bueno, no vi ese ida y vuelta y decidí renunciar.

- Vos tenías un proyecto de asistencia social para El Impenetrable. ¿La Iglesia te dijo que no?

-Sí, y me parecía que era bueno, no para la política, sino para la Iglesia.

-¿Estás enojado con la Iglesia?

-No, no tengo rencor. Me siento hijo de la Iglesia. Mi militancia política la vivo como miembro de la Iglesia. Es parte de mi ser. Cuando me vi por primera vez con (el actual Arzobispo de Resistencia) Ramón Dus le dije que cuente conmigo. Y él sabe que cuenta conmigo.

-¿Vas a volver al sacerdocio?

-No. Renuncié de manera indeclinable.

-¿Te arrepentís de eso?

-No -dice con énfasis-. Me costó más que asumir el celibato. Además fue una decisión reposada durante tres años y dialogada con el Obispo, con Roberto Silva, que era mi párroco. Fue un diálogo casi diario.

-Ahora formaste una familia.

-Sí, vida laical, con todo su rigor. Tengo un hijo, mi mujer y dos perros. Mi hijo tiene dos años y un mes, Juan Pablo -muestra la foto en el fondo de pantalla de su celular-. Pero no me arrepiento del sacerdocio. Fue una etapa donde serví hasta el último minuto y ahora estoy en otra etapa donde tengo la misma pasión del principio. Yo no dejé de ser sacerdote, seguiré siendo sacerdote, sólo dejé de ejercer.

-Como sacerdote retirado y con familia, ¿qué pensás ahora del celibato?

-Yo escribí un articulito diciendo que es algo que necesita debate en varios temas: está el tema de la casa de los curas y el servicio social de nuestra mutual. También está el problema de la cuestión económica. Francisco tiene a este tema en agenda.

-¿Creés que sería un paso positivo, entonces?
-Si se va a sacar de un plumazo, no va a ser bueno. Nada hecho de un plumazo luego de mil años de estar vigente es bueno. Si se tira a la retranca tampoco. Pero sí debatirlos. De hecho ya hay en la Iglesia oriental la experiencia de los curas casados con obispos solteros y no es mala, al contrario, es muy rica. Está en la agenda de Bergoglio y sé la valentía de él para tratarla.



-¿Notás alguna similitud entre lo que es hacer política desde la Iglesia y desde un partido?

-La única similitud es que uno es uno. Y lo que uno opina lo sigue opinando.

-¿Qué creés que hace falta en el Chaco?

-Te digo la propuesta de Crecimiento que es la mía. Primero me parece que en el estilo de hacer política hay que hacer un salto de humanidad. Dejar de gastar tanto, por lo menos en lo que no reporta y hacer un gasto más racional.

-¿En qué sentido?

-Menos publicidad y más hospitales, por decirlo de alguna manera. Hay que humanizar la política. Estar presente es clave, enseña al gobernante y al militante. En los cuatro años que estuve en la función pública nunca tuve escritorio. Ni quiero tampoco. De mi tía Dora que fue ministra de Economía aprendí que no hay que dejar de subirse a los colectivos. Porque en el colectivo escuchás un montón de cosas.

-¿Qué posibilidades le ves a Mongeló?

-Si uno mira el numerito de la encuesta tenés el peligro de caer en la trampa de dos o tres que salen a preguntar. Y prefiero preguntar yo. Igual y creo que hablo también por José, no me preocupa. Posibilidad real hay, sino no estaríamos militando.

-Al peronismo chaqueño, ¿cómo lo ves para las elecciones?

-Me gustaría verlo más unido. Y algo que no me gusta es que no haya la posibilidad de matices dentro del mismo peronismo y que haya mucha rivalidad de candidatos.

-¿Y vos cómo te ves?

-Militando.

***

Hace un rato largo terminé mi café y él su Sprite. Le propongo ir a la Catedral. Quería ver su reacción al volver al lugar que lo vio crecer dentro de su carrera religiosa y que lo posicionó ante la sociedad chaqueña como uno de los pocos sacerdotes que se animaba a poner el cuerpo cuando había problemas. Me dice que desde que dejó el sacerdocio, hace cinco años, que no pisa la Catedral. Él explica que no es que lo hace porque no quiere volver, al contrario. Sin embargo considera que su presencia puede llegar a distraer a la gente durante las misas.

"En su momento le dije a Silva: ‘No quiero que en lugar de mirar al frente estén mirando atrás'", explica. "Y a mí me ha pasado con otros. Aparece un exseminarista o un exsacerdote y distrae. Por cariño con los demás hermanos no quiero que la gente esté mirando al costado. Volví al Obispado dos o tres veces pero lo demás en casa, sigo las misas por Youtube", cuenta.

La Iglesia más importante de la provincia queda a una cuadra desde donde estamos. La idea de Lestani es encontrarse con el vicario, Mario Tridelo. Mientras caminamos le pregunto de qué temas hablan un cura con un excura. "Ahora vamos a ver", dice.

Pasamos el estacionamiento interno de la Catedral y entramos por el sector de administración. En el lugar hay un joven de unos treinta y largos, sentado en un banco, con los brazos cruzados, esperando. De las paredes cuelgan varios pizarrones violetas con avisos parroquiales.

"Hola Jorge, como andas", le dice una señora de unos cincuenta y tantos, muy cuidada. Lestani se agacha leve, la saluda con dos besos y una sonrisa. La señora se aleja un poco y se queda mirando la escena unos segundos más, como sorprendida de su presencia.

Falta un rato para la misa de las 20 y dentro de la capilla hay un grupo de gente rezando de pie junto a las imágenes religiosas de los muros. Se escucha el eco metálico de las plegarias y de los pasos, como de bóveda. No tengo idea qué está pasando. Le pregunto a Lestani y me explica que están haciendo el vía crucis.

"Lo ando buscando a Mario", les dice ahora Lestani a Diego Ballesta y a José Alvaredo, ambos canosos, ambos del Consejo Económico de la Catedral. Responden que no está, que se fue a la imprenta de una tal Marcela, por Salta y Belgrano.

-¿Querés ir a verlo -me pregunta Lestani.

Nos vamos para la imprenta de Marcela. Caminamos unas cuadras y de paso me explica que actualmente la cadena de mando de la Catedral está conformada por Alberto Fogar, que es el párraco de la Iglesia. Lo secundan los vicarios, Marcelo Sánchez y Mario Tridelo, a quien ahora estamos intentando rastrear.

Lestani hace unos llamados con su celular a ver si finalmente se puede dar el encuentro con Mario. Finalmente Lestani da con Marcela, la dueña de la imprenta. Le dice que Mario ya no está, que pasó esta tarde pero ya se fue y que no sabe a dónde.



"Cuando lo veas decile que lo quiero saludar. Cada vez que uno puede el otro no puede y así", le dice a Marcela. Le pregunto a Lestani si Mario va a volver a la Catedral a dar misa esta noche. Elucubra que si ya lo hizo por la mañana quizás ya no vuelva. Tiramos la toalla: el encuentro de un excura con uno en funciones hoy no se va a poder dar.

***

Decidimos pegar la vuelta para terminar la nota haciendo algunas fotos frente a la Catedral. De paso, le pregunto si le molesta estar siempre pegado a la cuestión eclesiástica y que siempre lo recuerden por su paso por la Iglesia. Pienso en los trabajos anteriores que cada persona tuvo en su vida y la verdad que no es algo cómodo que le saquen fotos a uno con el frente del edificio en donde trabajaba hace cinco años. Lestani me dice que no, que no le molesta para nada.


"Fue mi vida. Es mi historia. Y hay que agregar que se me conoce por acá", dice, en referencia a la Catedral. "Incluso en la calle me dicen: ‘¡Eh, Padre!'. Y yo los saludo. Recuerdo alguna vez que he estado con mi hijo Juan Pablo encima, con el cangurito, y me saludaban así. Qué va' ser".

miércoles, 25 de marzo de 2015

CRÓNICAS DE CAMPAÑA: Jueves de empanadas con Hugo Maldonado

Hay una cosa que todos los políticos saben: para ganar una elección hace falta una buena campaña publicitaria. Y para eso hace falta plata, mucha. Para los afiches, para las gigantografías, para salir en la tele, en los portales, en Facebook, en los diarios. Hugo Maldonado, diputado nacional por la UCR, lo sabe pero dice que él no tiene tanta. Entonces se le ocurrió suplir la falta de recursos con un poco de ingenio. Reunió a sus hijos y a sus pocos asesores, tiró algunas ideas y entre todos decidieron pergeñar una movida publicitaria que genere alto impacto con escasos recursos.

El leit motiv ideado fue “Ponerse en el lugar del otro”. ¿En qué consistió? Decidió hacer una serie de fotos tomadas en plano medio con personas que representen a los sectores “más desfavorecidos, olvidados y desprotegidos” de la sociedad para luego unir esas imágenes a una foto suya: mitad mujer trans, mitad Maldonado; mitad joven, mitad Maldonado; mitad anciano, mitad Maldonado; mitad mujer golpeada, mitad Maldonado y así. El estudio de fotografía fue el comedor de su casa. Los modelos utilizados fueron una militante trans del radicalismo, la novia de su hijo, un actor y algunos amigos más. Las fotos las sacó su sobrino y el photoshop hizo el resto. “Yo, trans. Animate vos también”, fue el primer afiche virtual con que presentó su campaña en los medios y en su cuenta facebook. En pocos días logró 339 me gusta, 44 comentarios y fue compartida 80 veces. Con dos pesos con cincuenta la campaña impactó. A esta idea la complementó con otra más: todos los jueves organizar tertulias con distintos sectores de la sociedad para escuchar de primera mano los problemas de cada uno. Todo esto con la particularidad de que las reuniones se iban a hacer en su casa con un menú típico: empanadas.


***

Vive en Los Troncos, un barrio residencial de clase media alta de Resistencia. Está separado hace 10 años y comparte la casa con sus hijos: Dalmiro de 16 y Lisandro de 23. Es jueves, son las 9 de la noche y en media hora van a llegar las visitas.

Maldonado está vestido con una camisa a cuadros blancos y rojos, jeans y zapatillas de lona negra. Tiene unos lentes redondos como dibujados y su corte de cabello está a la moda: al costado rapado, arriba más alto. Se lo ve delgado y en forma. En su recibidor, repleto de cuadros y un reloj antiguo enorme en una esquina, ahora cuenta que al iniciar cada reunión de los jueves deja en claro la cuestión de los horarios: empieza a las 21.30 y termina a las 23.30. Esto lo hace más que nada para evitar el mal momento que podría generar el hecho de que algunos visitantes pierdan la noción del tiempo y se terminen quedando hasta más allá de la medianoche. “El viernes se trabaja”, dice.

— ¿Echaste a alguien por quedarse después de hora? –pregunto.

— No, no todavía –me dice y se sonríe.

Éste será el tercer encuentro desde que comenzó el ciclo bautizado “Jueves de Charlas y Empanadas”. El primero fue con un grupo de defensores de los derechos de los Gays, Lesbianas, Bisexuales y Trans y el segundo con autoridades de la Universidad Nacional del Nordeste. La idea del de hoy es analizar y debatir los problemas que padecen las mujeres en el Chaco y cómo solucionarlos.

Llega el delivery. Son 462 pesos de empanadas: calculo que deben ser cuatro docenas, entre árabes, ahumadas, humitas y capresses. Se va al fondo de su casa y vuelve con plata. Le hace un chiste al motomandado, paga y luego regresa poniendo con dificultad el vuelto en el bolsillo del pantalón ajustado.

—¿Por qué las reuniones se hacen en tu casa? –le pregunto.

—Porque es simbólico –dice-. (El fundador de la UCR, Leandro) Alem aludía a la necesidad de que los funcionarios y los políticos deberían vivir en una casa de cristal. Y mi valor tiene que ver con eso, con una austeridad republicana.

Maldonado se toma unos segundos para elaborar cada respuesta. Respira profundo, mira para arriba y larga las palabras de a poco, pausado, con un tono erudito y nasal.

—¿Y cómo te surgió la idea?

—Tengo un equipo con el que discuto bastante todas las cosas que llevamos adelante –dice Maldonado-. Lógicamente vivo con mis hijos y ellos también tienen que tener participación en estas cosas donde se involucra el ámbito familiar. Y bueno, me gusta recibir a la gente, la gente se siente cómoda aquí y de paso se rompe un poco la lógica de que los políticos vivimos tapando todo.

***


Las invitadas llegan puntuales. Ellas son: Elizabeth González, integrante del pueblo qom y coordinadora del área Pueblos Originarios del Superior Tribunal de Justicia; la comisaria retirada y abogada Beatriz Gómez, que se desempeña en la División Atención a la Mujer de la Policía de la Provincia; María del Pilar Gogó Doti, presidenta de la Comisión Multisectorial de la Mujer de la Cámara de Diputados del Chaco; Sonia Pardo, empresaria farmacéutica e integrante de la Cámara de Comercio de Resistencia; Alicia Ogara, concejal de Resistencia por el radicalismo y Lourdes Díaz, dirigente de Franja Morada en la Facultad de Ingeniería de la UTN e hija de Doti.

Nos trasladamos hasta el living, que está integrado en un mismo ambiente con la cocina y el comedor. El lugar es cálido y blanco. Una araña ilumina tenue la zona en donde ahora están sentados el anfitrión, las visitantes y Fede, uno de sus asesores dedicado a tomar notas en su celular. Un poco más acá hay una gran mesa cuadrada blanca desde donde estoy tomando notas. A un costado, en la cocina, está su sobrino y Alejandro, quien hace el registro fotográfico. En todos los ambientes hay pinturas de artistas chaqueños, muchos de ellos de Milo Lockett y esculturas varias con predominio del estilo abstracto. La casa no es grande pero está abarrotada de arte.


“Este ciclo de charlas básicamente trata sobre escuchar, aprender y llevar ese saber a la práctica”, explica Maldonado a las mujeres que lo miran con atención. “En general las cosas que presentamos en el Congreso tienen que ver con cuestiones que conversamos con la gente. Bueno, ahora ustedes son las que proponen los temas”, abre el debate e inmediatamente invita a tomar vino, agua o gaseosa. En un rato nos dirigiremos raudos hacia la cocina para servirnos las empanadas.

Doti: —Nosotros con las mujeres estamos yendo mucho por el interior, Hugo. El año pasado estuvimos trabajando muchísimo porque la temática de la violencia lo exige.

Pardo: —Yo les cuento algo. Viví diez años en España. Conocí ese país que realmente me cautivó y hay algo que me llamó la atención, con respecto a nuestro género, y es el hecho de cómo valoran al ser humano, a la persona. Eso es una cosa que en nuestro país… Acá el estereotipo de mujer tiene que ser así, caminar así, vestirse así. Hay un montón de discriminación, falencias…

Maldonado: —Y exigencias.

Pardo: —Y exigencias, sí. También escuché hace poco a una educadora española que hizo un comentario criticando a la educación en todo el mundo, pero más en los países de Latinoamérica, donde decía que era fácil educar siguiendo criterios del mandatario de turno en lugar de tratar de intentar sacar lo mejor de cada niño. Siempre le decimos a nuestros hijos que tienen que tener una carrera, saber inglés, etcétera, y en realidad lo primero que tenemos que enseñar a los chicos es que tienen que ser buenas personas y que sepan cuánto valen. Hoy los niños se sienten desvalorizados.

Doti: —Eso es principalmente lo que tienen las mujeres. La desvalorización de sí mismas. No se quieren y por eso se dejan golpear y maltratar. Por eso viene la violencia sexista.

Gómez: —El otro día escuché que un nenito de cinco años le vino a contar a su mamá algo que pasó. Y la mamá lo sacó y le dijo: “Shhhh, shhhh, vaya para allá. Chismoso. El chisme es para las nenas”.

Doti: —Nosotros lo que tendríamos que hacer es criarlos a los dos por igual: nena y varón, lo mismo. “Vos ponés hoy la mesa y vos levantás”. Y después al revés.

Díaz: —Yo me re enojo con mis amigas porque tienen varones y los crían como a cafishios. ¿Por qué no dejan que hagan las cosas de la casa también?

Doti: —Claro. No es porque vayan a salir maricas, como algunas creen, porque mezclamos los roles de las personas con la sexualidad. El rosa y el celeste se tienen que terminar. La nena rosadita, la nena delicada, y después la largamos al mundo y la nena está acostumbrada a depender de alguien: de la mamá, del papá, del hermano mayor. Después pasa a depender del novio y después del marido. Eso es tremendo. No puede vivir una persona dependiendo de todo el mundo. Yo creo que las mujeres son más machistas que los varones.

Gómez: —Pasa que la sociedad misma es así. A nosotras nos cuesta desprendernos de eso. Por ejemplo, permitir que hablen mal de una mujer. Las adolescentes se expresan de otras chicas de una manera… Y yo le digo: “Mirá, vos acá no vas a hablar mal de ninguna mujer”. Esta es una forma que ellas quieran y valoricen a la mujer.

González: —Seguro. Además, en el caso indígena, todos  existen gracias a que las mujeres eran las guardianas, porque cuando llegaban los fortines las que espiaban en el monte eran las mujeres cacicas. Nadie, pero nadie se acuerda de ellas.

Ogara: —Yo creo que se avanzó mucho en el tema de los derechos y las oportunidades. Esto fue porque las mujeres se pusieron al frente. La democracia tuvo mucho que ver, también el radicalismo y (el expresidente, Raúl) Alfonsín para que las mujeres podamos participar. Cristina (Fernández de Kirchner) también hizo algunas cosas. El matrimonio igualitario fue una de las cosas más importantes que hizo el kirchnerismo. Pero hay otras cosas que tenemos que seguir…

Doti: —La jubilación de la ama de casa, también.

Ogara: —Eso también. Yo en el Concejo Municipal presenté un proyecto para que se incluya en el reglamento interno de los empleados municipales al matrimonio igualitario. Esto es una lucha diaria, donde no tenemos que bajar los brazos. También creo que la Justicia no está a tono con el tema de la mujer y la violencia. Los jueces no actúan. Terminan matándolas. Es como que no quieren ver la realidad.

Maldonado: —No sé si ustedes vieron la campaña que hice…

Ogara: —Sí, me encantó. Esa de ponerse en el lugar del otro.

Maldonado: —Bueno esa campaña por una cuestión de pre conceptos tuvimos que utilizar a actores en la serie de fotografías: una es la novia de Lisandro, mi hijo más grande, que hace de la mujer golpeada. ¿Por qué tuvimos que elegir a una actriz? Porque la cuestión cultural a mí no me dejó llegar a una mujer golpeada y decirle: “Che, ¿querés venir a sacarte una foto?” Tampoco pudimos hacer la del enfermo, que es un actor. Y la del gordo no va a formar parte de las fotografías porque no los conseguimos. En la serie estamos con “Yo, trans”. Hoy salimos con “Yo, joven”. Luego “Yo, enfermo”. La campaña es osada, fuerte. La pensamos mucho. Ah, me pasé por alto una cosa: estuve escuchando con mucha atención en cuanto a cómo la cultura guarda algunas cosas en cuanto a la influencia moral de la mujer. Yo viví una experiencia particularísima de haberme separado hace 10 años y tomé la decisión que fue pensada, discutida y finalmente armoniosa que fue quedarme con los chicos. Porque cuando el hombre tiene que quedarse fuera de la convivencia con los hijos las mujeres no hacen esa valoración.

Doti: —Está muy bien lo que decís, Hugo. Eso forma parte de las minorías. A mí siempre me preguntan si defendemos hombres golpeados. Y por supuesto que defendemos a los hombres golpeados porque para nosotros ese hombre es una víctima y es más víctima que una mujer porque a un hombre le cuesta muchísimo más ir a la comisaría y decir “mi mujer me pega”. Una vez, estaba con (la diputada, Elisa) Lilita Carrió, allá por el 95, y ella hablaba sobre las mujeres golpeadas, bla bla bla y qué se yo, y por ahí sale un señor petisito del fondo, levanta la mano y dice: “Señora, usted que habla tanto de las mujeres golpeadas usted también tendría que defender a los hombres golpeados porque a mí me castiga mi señora”. Y la gente se largó un juaaa juaa juaa jua juaaaaa. Y Lilita le dijo: “Por supuesto señor, venga y vamos a hablar”.

Gómez: —Hablando de hombres golpeados, un día llegó un hombre a la división y nos preguntó si ese era el lugar para hacer denuncias por violencia. Le dijimos que sí y nos dijo que quería hablar con el jefe. Lo hicimos pasar pero él no sabía que no había jefe, sino jefa. Esperé un ratito para entrar a verlo y cuando entré el hombre estaba sin camisa. Y yo dije: “¿¿¿Qué es esto???”. El pobre hombre quería hablar con el jefe porque quería mostrar que la mujer lo agarró con el cinto y lo golpeó. Y él nos dijo: “Disculpe, pensé que acá había hombres que tomaban las denuncias”.

Doti: —Lo mismo les pasa a las mujeres. En las comisarías de Bermejito no hay mujeres, en Las Breñas tampoco, en la de Pampa del Indio tampoco. Eso lo vamos a reclamar por nota.



***


Maldonado mira el reloj y comenta en voz alta que son las 23.30, hora en que se termina la tertulia de hoy. Lo dice de manera cordial, como buen anfitrión y propone a las invitadas que se comience a coordinar trabajos en común con los sectores en los que se desempeña cada una. Todas aprueban la moción.

Las acompaña hasta la vereda esperando que se suban a sus autos, las pasen a buscar o aborden un remis. A ellas se las ve contentas, a Maldonado también. Gogó Doti pregunta si esta reunión se va a publicar en los medios. El dueño de casa le responde que mañana temprano se reúne con su equipo de trabajo para sacar algunas cosas en limpio, después enviará una gacetilla de prensa con el resumen y luego publicará algo en su cuenta de Facebook.

—Él no sé qué hará –dice Maldonado y me mira, desligándose.

Pasada la medianoche, cuando las invitadas ya se fueron y sólo quedan algunas empanadas, abrimos un vino más. Quedamos Maldonado, su sobrino José y el fotógrafo Alejandro. Seguimos en su living pero con las luces un poco más bajas. De fondo se escucha a Diego El Cigala. A Maldonado se lo ve más relajado, como satisfecho con la tarea cumplida. La charla pasa por el caso Nisman, la SIDE, la actualidad de la provincia, Carrió, Alicia Terada y el radicalismo. Ahora habla sin eufemismos. Si se está refiriendo a alguien que es muy obsecuente, por ejemplo, él no utiliza precisamente el término “chupa medias”.

Le pregunto qué será de su futuro político y si se postulará a algún cargo. Maldonado responde que aún no tiene nada definido. Este año vence su mandato en el Congreso de la Nación y aunque en público no lo reconozca le resulta llamativo que dentro de la línea interna de Convergencia Social (conocida como el rozismo) no le hayan ofrecido una candidatura importante siendo que en 2011 hizo una buena elección y que tiene pergaminos que lo avalan dentro la UCR chaqueña. Siente que lo ningunearon.


De todos modos, dice que eso, el ninguneo, tampoco lo desvela. Así las cosas, y teniendo en cuenta que falta poco para las Primarias Abiertas, la idea es estar en los medios y que su imagen se difunda con movidas como las de las fotos y sus tertulias de los jueves. La idea, en definitiva, es hacer ruido y esperar.



Publicado el 25 de marzo de 2015 en Chaco Día por Día 

martes, 10 de marzo de 2015

CRÓNICAS DE CAMPAÑA: El aguante de Gustavo


Será su primera aparición pública tras el regreso de Jorge Capitanich a la gobernación del Chaco. Hay expectativas por lo que pueda llegar a decir. El panorama político del PJ chaqueño, de cara a las Primarias de mayo, se modificó sustancialmente con el regreso del ex Jefe de Gabinete. Y, junto con la vuelta, la alicaída precandidatura a gobernador del senador Eduardo Aguilar, delfín de Capitanich, parece tomar un nuevo envión. Gustavo Martínez, el hombre que reaparecerá este sábado 7 de marzo, lo sabe. Y no le gusta. Nunca le gustó Aguilar. El intendente de Villa Ángela, Domingo Peppo, es su candidato. Peppo es su aliado y es peronista, dice Martínez. Aguilar, no. Peppo tiene el apoyo de la militancia y de los intendentes, dice. Aguilar no tiene nada. Hoy, Gustavo Martínez, hombre fuerte del PJ de Resistencia, reaparecerá en público y se espera que salga con los tapones de punta reclamando candidaturas y espacios de poder. Pero eso sucederá en un rato más.

Son las 9.30 y estoy en uno de los galpones del predio que tiene la Sociedad Rural en la intersección de las avenidas MacLean y Alvear. Adentro, hay cientos de sillas blancas y negras distribuidas por todo el lugar. En las paredes ya están colgadas banderas de los dirigentes, movimientos sociales, agrupaciones peronistas  y sindicatos que marcan su presencia. Una cámara con trípode está apostada frente al atril que usará Martínez en unos minutos. Como telón de fondo, un banner azul y naranja que dice que “el futuro está con Gustavo”.
Afuera, comienzan a llegar los militantes. La mayoría son jóvenes, menores de 30 años. Vienen en motos, algunos llegan en colectivo, otros en camionetas o autos particulares. Traen carteles, paraguas, pasacalles, gorras y remeras.  Todos mencionan al circuito o localidad de donde provienen, el dirigente que los conduce y, por supuesto, el apoyo al líder.

Mi contacto en el gustavismo es Oscar Liébana, ex preso político y militante de la vieja guardia del PJ chaqueño. Días antes, en su cuenta de Facebook, le puso pimienta al encuentro, luego de las críticas que generó esta apuesta de Gustavo hacia adentro del “coquismo”. “Aflojen un toque, dejen de operar con tanto ahínco para bajarle el costo. ¿Qué les pasa? El sábado, en Resistencia, Gustavo Martínez convoca a la Militancia Peronista para hablar de peronismo ¿Qué los aterra? ¿Que ‘los morochitos junta-votos’ se subleven y pateen el ‘prolijito armado de la intelligenzia colgada del saco de Coqui (Capitanich)?”, escribió.

Oscar peina canas. Tiene el rostro pálido, cejas tupidas y los labios finos. Cuenta que no anda bien de salud, que tiene algunos problemas en la vista pero que el médico le dijo que por el momento no lo iba a operar porque iba a ver exactamente igual. Mientras charlamos aparece con barba blanca, el exsenador Fabio Biancalani. Se lo ve de buen humor, muy locuaz, con la pelada y panza de siempre. Lo saluda a Oscar con mucha confianza. Liébana le comenta que hablábamos de su ojo. Biancalani explica que seguramente es el estrés. Dice que según los médicos, el estrés “es peor que la droga y el alcohol”. De paso, muestra las cicatrices que tiene en el antebrazo, el esternón y el cuello, todas marcas de operaciones cardiovasculares.

—Cuando vos llegás al pico de estrés todo esto hace prrrrrrup, para abajo –explica Biancalani, mientras mueve sus manos como si se derrumbara un edificio de seis pisos-. El stress te hace mierda el organismo.

—¿Eso hace la política? –le pregunto a Biancalani.

—Nooo, para nada. Esto es por la sucesión de papá, me tiene mal hasta ahora. Para mí, esto… (abre los brazos, cierra los ojos y levanta levemente el mentón, en referencia al acto que se va a venir)… esto, a mí, me renueva –dice, mientras se retira hacia afuera del galpón.

***

Antes que le pregunte nada, Liébana me acerca a Soledad Solsona, una joven militante del PJ de Resistencia, que hace tiempo trabaja con Gustavo Martínez. Liébana la presenta como la secretaria de Martínez y dice que es el nexo para charlar con algunos dirigentes barriales, que es a lo que vine.
Soledad es rubia platinada, habla redondeando las palabras, es clara y nunca se desprende de su cigarrillo. Pareciera que conoce a todos los que están en el acto. Tiene 37 años y comenzó a militar en el peronismo “prendida del pantalón” de su papá, Eduardo “Noni” Solsona, quien formó parte del gobierno de Rafael González, en su paso por la intendencia de Resistencia y del directorio de Sameep, con Florencio Tenev. Lo conoce a Martínez desde cuando ambos militaban en la JP. Ahora ella trabaja en el local que tiene la Corriente de Expresión Peronista por Avenida 25 de Mayo 421. “Gustavo me enseñó a saberme los nombres de los compañeros. De dónde vienen, de qué barrio son, cuál es la situación de la familia”, me dirá después.

El salón comienza a llenarse. Al primero que me presenta Soledad es a Víctor “Polaco” Cardozo, de 70 años, canoso él. Está vestido con una chomba blanca con detalles azules, de un lado del pecho tiene la bandera argentina y del otro el escudo justicialista junto a la frase  “Frente GM Conducción”.
“Pasé toda mi vida en el peronismo”, recuerda Polaco, que milita desde los 17 años. Pertenece al circuito 14, con jurisdicción en cercanías del campus de la UNNE en Resistencia. “Es un circuito bastante complicado por el hecho de que tenés que trabajar con personas que vienen de otro lado, que no nacieron acá”, dice. “Nosotros tenemos buena predisposición y somos del barrio, entonces nos tiene confianza. Y creo que eso es el peronismo: tenemos que ser gente respetable dentro del barrio”, explica. A Martínez lo conoce desde “muy criatura” por el hecho de que trabajó con el padre, Gustavo Martínez Campos, actual diputado nacional. “Y la verdad que no me sorprende su crecimiento político. Desde chiquito mamó el peronismo”.

Ahora estamos afuera del salón. El sol y la humedad comienzan a sentirse. Ayelén Duarte y Virginia Insaurralde están uniformadas: galera violeta, de esas de cotillón, con las letras JP en naranja  y la remera blanca con la leyenda “Gustavo construye futuro”, la oficial de la campaña. Tienen poco más de 20 años.



Ayelén cuenta que al peronismo lo heredó de su mamá. “Ella está acostumbrada a lo que es el peronismo puro. Yo me crié en el peronismo puro, lo viví en mi casa. Y creo que Gustavo es quien más se asemeja a mi manera de pensar”, dice.  Virginia también habla de pureza peronista. “Gustavo es un militante peronista que sale y recorre los barrios. Como él lo dijo en el acto en la despedida de año en For Ever, hay que seguir a las personas que mantienen la doctrina peronista y no a aquellas que quieren darle un giro al peronismo. Me parece que el peronismo es de Perón y de Evita”, asegura.

—¿Pensás que hay alguien que quiere modificar esa doctrina? –pregunto a Virginia, mientras que en toda la Rural se escucha muy fuerte la marcha peronista.

 —No sé si hay gente que quiere modificarla pero sí que hay gente que quiere poner caras bonitas al peronismo y nosotros tenemos que buscar que el peronismo siga por su doctrina, que es lo que nos hace patear a todos para el mismo lado, que es lo que decía Perón, y me parece que (Martínez) es una de las pocas personas que mantiene la doctrina peronista pura –dice Virginia.

El concepto de “peronismo puro” se repite y me llama la atención. ¿Existirá algo que pueda denominarse así después de casi 70 años de existencia del justicialismo? ¿Puede existir el grado cero de la doctrina de Perón? Para Ayelén y Virginia aparentemente eso es posible y su mejor exegeta es Martínez.

Agustina Pintos es referente de la organización “Valentía y Lucha. La Victoria”. Tiene tres hijos adolescentes. Es ancha y se le notan los brazos fuertes. “Nosotros tenemos varios trabajos. Tenemos cooperativas que construyen casas, becados que hacen desmalezamiento, Argentina Trabaja que también hace desmalezamiento, también estamos trabajando en la chacra 213 y en la 138 y en algunos barrios con algunas intervenciones. Así que estamos a full”, enumera. Hace tres años, junto con la cooperativa a la que pertenece, también levantó la casa en la que actualmente vive, en Arbo y Blanco al 3300, en el ex Campo de Tiro.
 
—¿Cómo llegaste a Martínez?

—Por una necesidad, porque al ser referente tengo que buscar soluciones para el barrio, para la comunidad. Entonces cuando le golpeamos la puerta, él nos atendió. Hace cuatro años que venimos trabajando. También se lo debemos mucho al gobernador Capitanich. Estamos para apoyar. Tratamos de ser justos y cuidar a los militantes que nos quedan. Porque somos todos peronistas.

Es bajita pero rotunda. Alicia Sosa milita en el peronismo desde muy joven. Eso, cuenta, le generó problemas durante el gobierno de la Alianza que incluso la llevó a que la despidan de Salud Pública donde se desempeñaba como auxiliar de enfermería. “A pesar de eso seguí militando para el peronismo en Barranqueras. Después me casé y vine a vivir a Resistencia. Ahí hice contacto con Gustavo Martínez, hablamos y desde hace 20 años milito con él”, cuenta. Ahora es presidenta del Circuito 21, que abarca los barrios y asentamientos de una alta vulnerabilidad social, como lo son Villa Elba, Lote 216, 217, Villa Don Santiago, Ángel de la Guarda, Mapic, una parte del Toba y otra de Villa Ghío, entre otros.

Juan Meana es vocal de Sameep. Sole lo presenta como uno de los militantes del “Luche y Vuelve”. También fue preso político: lo detuvieron el 4 de abril de 1976. Estuvo ocho meses detenido por organizar, como contador, a cooperativas de hacheros y ladrilleros en el interior del Chaco. Se quiebra al recordar el Mundial del 78, cuando desde Presidencia de Plaza, mientras todos festejaban, él se encerraba en el baño a llorar por sus compañeros detenidos y desaparecidos.  Quiere contar muchas cosas sobre el peronismo de la resistencia, me dice que tiene mucho material que me puede servir y se vuelve a quebrar al recordar algunos momentos de la represión ilegal. Sobre Martínez, confiesa que su relación viene de herencia familiar: en el pasado trabajó con su padre. “Yo lo he visto trabajar a Gustavo casa por casa y la verdad que a mí me cuesta, con la edad que tengo, seguirle el paso”, dice Meana en relación al dirigente de 39 años. “Para nosotros, Gustavo es un conductor y lo que él nos diga, lo vamos a hacer”.

***

El plenario estaba convocado para las 10 pero ya son las 11 menos cuarto. El salón está casi colmado y es un horno. El único aire que corre provine de algunos ventiladores de pie. Por lo menos, al ingreso, está apostada una mesita donde dos mujeres, una joven con la remera blanca de Gustavo y la otra más entrada en años, te sirven agua con hielo. La única condición que ponen es que después de tomar se deje el vasito porque casi no tienen.



En este momento debe haber unas 4 mil personas. Para apaciguar el calor, algunas ya comenzaron a usar el gorro de la campaña para abanicarse mientras que otras agarran volantes, boletas de servicio o lo que tengan a mano. Adelante mío, un nenito de unos siete años está totalmente mojado de transpiración y se intenta dar un poco de aire con su propia remera. A pesar de la temperatura, se respira un clima de excitación. El ritmo lo pone la murga de la agrupación de Vanesa Miskinich que llegaron con paraguas azules y blancos para bancar al líder.

Mientras comienzo a tomar algunas notas, un hombre de unos treinta y largos, vestido con una camiseta de Argentina se me acerca. Me dice algo, pero los bombos, los redoblantes y el locutor no me permiten escucharlo.

— Compañero, me presta un  papel y la birome.

Se los doy y comienza a garabatear algunas palabras. “Hermano Che, todos con Gustavo”, escribe. Es el mensaje que luego se lo pasará al locutor para que lo lea. Arranco la hoja y se la entrego.

—Muchas gracias, compañero. ¿Quiere que le lleve el suyo? –me pregunta.

Unos segundos después aparece una mujer con dos chicas de unos veintitantos. También me piden papel y algo para escribir. “Circuito 19 B. JP, acompaña”, escribe una de ellas. Al rato, un hombre de anteojos, camisa y gorra me hace el mismo pedido. Es el concejal de Puerto Vilelas, Anibal De León que quiere que el locutor le diga a todo el auditorio que Anibal De León acompaña a Gustavo Martínez. Tomo algunas notas de esto. Me vuelve a dictar su nombre, por si no lo escribí bien. Unos segundos después, De León se vuelve a acercar.

—¿Pusiste que Aníbal De León, concejal de Vilelas, acompaña a Gustavo?

— Así es –le digo y me percato de que hay un cartel en uno de los muros del local donde se lee “De León 2015”.

***

Son las 11 y Gustavo no llega. Supongo que debe ser algo común en los encuentros proselitistas. Esperar a los que vienen de más lejos para avivar el acto. Acto que, por cierto, fue promocionado hasta el hartazgo en radio, tele e internet, en sintonía con el fuerte despliegue de propaganda que viene montando Martínez con una inversión difícil de calcular.

— ¡Ahí llegó Gustavo! –me dice excitada la mujer que hace un rato me había pedido papel mientras me señala la puerta de entrada.

Los que estamos en esa zona miramos hacia allá pero ahí no hay ningún Gustavo. De repente, comienza a escucharse su voz en los altorparlantes. Son las 11 y cinco y Martínez hace su aparición directamente en el escenario. Cuando el locutor lo presenta, comienzan a redoblar los bombos y los aplausos. Tiene camisa blanca a rayas azules, su barba candado minimalista y su flequillo transpirado. De a poco los aplausos y redoblantes comienzan a silenciarse. El líder va a hablar.

El escenario está lleno de dirigentes y políticos, pero los principales, los que están sentados ahora en primera fila son: el presidente del bloque del PJ, Ricardo Sánchez; el exministro de Salud, Francisco Baquero; la presidenta del Idach, Andrea Charole; el diputado nacional y padre del líder, Gustavo Martínez Campos y el exsenador Biancalani.

Tras agradecer la presencia de la militancia peronista, pedir que bajen las banderas y que los de adelante se corran hacia los laterales del salón así nadie se pierde los detalles del plenario, Gustavo reconoce que es un momento de definiciones para el peronismo chaqueño. Se lo escucha algo disfónico.

Llama a la unidad, entendida esta como un pacto de no agresión con el coquismo, a pesar de la histórica puja que hay entre ambos sectores. También reclama que se reconozca el trabajo de los militantes del peronismo y deja en claro algunas definiciones: apoyo irrestricto a Domingo Peppo y rechazo hacia la figura de Aguilar. Lo dice así: “Hay un compañero que por lejos está mejor que cada uno de nosotros para ser el candidato a Gobernador, lo dicen las encuestas, lo dicen los dirigentes, es quien nos representa y es peronista”, dice por Peppo. “Y hay otro que quiere colgarse del saco de nuestro amigo y compañero (Capitanich) y no tiene adhesión de nadie”, dice, en clara alusión a Aguilar.

Adelanta que participará de la elección en Resistencia. No aclara si buscará la intendencia (tal cual lo hizo de manera fallida en 2011) o si se postulará como presidente del Concejo Municipal, en una hipotética fórmula con Capitanich como jefe comunal. “Estamos convencidos que donde más podemos aportar es en Resistencia”, anuncia.

Gustavo tiene poder simbólico, pero también real: actualmente es presidente de la empresa estatal de agua Sameep, ministro de Desarrollo Territorial, titular de la Junta Local del PJ y presidente del Congreso Justicialista. Además, tiene varios legisladores que le responden directamente además de un armado político muy fuerte en la capital chaqueña. Está confiado en que Capitanich tendrá que sentarse a negociar.

En el encendido final, Martínez apunta directamente a la familia y a la emoción del militante justicialista. “Para mi”, dice Gustavo, “lo más importante en la vida no pasa por los cargos: lo más importante en la vida es ser padre de quien soy, ser hijo de quien soy, ser hermano de quien soy, ser compañero de quien soy”.

“Lo más importante, para mí”, eleva el tono, “en toda la vida es ser peronista y eso no lo va a cambiar nadie”, declama ya eufórico, con un hilo de voz y el auditorio revienta. Es el cierre del acto y desde los altoparlantes comienza a sonar el tema “Compañero”, de Julián Mandriotti y Leandro Mauro. “Compañero/por todas tus conquistas/los días más felices/siempre fueron peronistas/ Y es por eso/ que el corazón palpita/ por el amor eterno/ al General y Evita/ Sos el fuego, que quema sin la llama/Sos todo sentimiento/que nace desde el alma/Compañero/ luchaste por la gloria /hiciste un país nuevo/por vos cambió la Historia”.

***

Por Whatsapp, le pido a Liébana que no se vaya. Quería tener una última charla para que me haga un breve análisis de lo que escuchó. Dice que está afuera del galpón, en su Fiat rojo.
Salgo. Afuera está imposible. Calor, barro y un atolladero de motos, gente, autos y camionetas que ahora no se pueden mover porque el predio está repleto de todo tipo de vehículos, que incluye un colectivo de Sameep.

No veo ningún Fiat rojo. Camino por el barro y el pasto, en un pasadizo que se armó entre auto y auto, detrás de la murga que trajo Vanesa Miskinich. De repente, escucho un “ahí está Gustavo”. Giro y Martínez pasa muy rápido y se mete en una camioneta blanca. Mientras el chofer intenta que algún vehículo de la larga cola que hay detrás se mueva, Gustavo aprovecha para saludar a todos los que estiran su mano a través de la ventanilla. Sonríe y se le notan los braquets.



El operativo para sacarlo a Martínez del predio se complica. El único portón abierto es el que da hacia la avenida Mac Lean y el tránsito está colapsado. Pasaron 10 minutos y no la camioneta no avanza ni cuatro metros. Muchos de los autos que están detrás ni siquiera tienen a sus dueños adentro, me dice una chica que tiene su auto al lado del de Martínez. La gente aprovecha para sacarle fotos, saludarlo y decirle que lo apoyan, que están con él. Cinco hombres están apostados al lado de su camioneta dando instrucciones al chofer para que haga maniobras, al tiempo que alertan a los militantes que tengan cuidado con sus pies. La idea es no pisar a nadie. Veinte minutos después, con mucha dificultad, finalmente Gustavo se va.  

Algunos metros atrás lo veo a Liébana a bordo de su auto intentando salir de La Rural. Dice que me estaba esperando pero que nunca me encontró. Intenta salir del predio pero el embotellamiento hace que su vehículo se mueva a paso de babosa. Aprovecho el momento para pedirle una breve reflexión del discurso.

—Si el candidato es Aguilar, va a ser muy difícil esta elección porque es un candidato que no enamora al pueblo peronista y que no le llega al corazón a la gente –dice Liébana.

—¿El PJ va a ir a las internas, entonces? –le pregunto.

—Si no se baja Aguilar, vamos a las internas.