viernes, 22 de mayo de 2015

CRÓNICAS DE CAMPAÑA: La revolución en bicicleta de Aurelio Díaz


Hay una sola cosa que obsesiona por estas horas a Aurelio Díaz: conseguir fiscales de mesa para la elección del domingo. Es que, según él, ésta fue la principal causa por la cual no pudo hacer historia dos años atrás cuando estuvo a punto de ser el primer diputado provincial del Partido Obrero en el Chaco. La cuestión no es para nada sencilla teniendo en cuenta que al contrario del PJ y la UCR, el PO no tiene ni un peso partido al medio para darle a los fiscales. La política se hace con militancia pero sobre todo con plata.

Es sábado pasadas las 19. Faltan ocho días para las Primarias y estoy en el Barrio Palermo 2, por calle Colón, a dos cuadras de la Soberanía. La zona está escasamente iluminada y las calles son de ripio. Estoy esperando a Aurelio, quien me citó acá para que presencie una de las tantas reuniones políticas que realiza en los barrios de Resistencia con simpatizantes del Partido Obrero.

La casa de Cristina es el escenario de la reunión. Tiene un patio amplio, tejido en lugar de rejas, el frente bien arreglado y cuenta con una galería techada con piso de cemento donde se podría hacer una reunión de hasta 20 personas, si nos apretamos un poco.

La dueña de casa es corpulenta. Lleva una remera violeta y cabellos cortos. Conoce a Aurelio desde hace algunos años porque él había recibido el reclamo de los vecinos que pedían por un transformador que andaba cada vez peor. A partir de ahí se generó una relación que derivó en la creación de la cooperativa Perucho Construcciones, que integra Cristina.

Aurelio llega en su famosa bicicleta que tiene el asiento marrón de cuero bastante aporreado y la pintura negra descascarada. En algún momento comentó que la tiene así por una cuestión de seguridad: mientras más fea la bici, menos chances de que se la roben. Me ve, me saluda y entramos a la casa.

La reunión no es multitudinaria, ni mucho menos. Si se cuenta a los dos niños que están sentados más allá, somos 11 personas. Estamos en una ronda de sillas plásticas y en el centro hay una mesita con rodajas de pan y una botellita de jugo de naranja. Unos perros ladran, uno más cachorro juega con alguno de los asistentes. Un gato después se acostará a dormir en una de las sillas vacías.

—En general, las casas electorales del Partido Obrero son de personas simpatizantes que no están afiliadas, ni nada —me explica Aurelio, sentado en una silleta—. El caso de Cristina, por ejemplo. Un día yo venía de laburar y me para por la calle y me dice: “Ayúdenos” y yo le dije “¿Y quién me va a ayudar a mí?”. Ellos llamaron al Canal 9 ese día y querían que yo esté ahí. Y les dije que tenían que hablar ellos porque fueron los que convocaron la nota. Bueno, a partir de ahí nos hicimos amigos. Esa es la relación que se va tejiendo con todos los simpatizantes. Hoy me llamaron tres o cuatro tipos. Y le pregunto a uno quién es y me dice Fernando. Entonces aprovecho y le digo que el lunes vamos a hacer un plenario de fiscales. Que vaya.  Pero no sé ni quién es. Así se va incorporando la gente —explica.

Aurelio mantiene su bigote blanco prolijísimo y tiene los ojos azules profundos. Ahora está vestido con una camisa celeste arremangada, jeans y unas zapatillas marrones de cuero. Lleva un bolso negro que está lleno de boletas rojas del Partido Obrero que lo llevan a él nuevamente como precandidato a diputado provincial.

—Lo que nosotros tratamos de explicar en este tipo de reuniones el vínculo que hay entre la lucha de un pueblo para lograr sus objetivos de salario, vivienda, salud y educación y que si se dedica a sólo a eso, al movimientismo, y no construye su propia organización política, el PJ y la UCR son los que se van a frotar las manos —dice Aurelio. 

Por los silencios que se repiten y por la falta de continuidad en el hilo de conversación, siento que esta reunión no va hacia ningún lado. Aparentemente, Cristina y Ana María quieren hablar de algunos casos de personas discapacitadas que no tienen asistencia del Estado en el barrio y de los problemas burocráticos que sufren las cooperativas de construcción de viviendas. Aurelio, por su parte, insiste en hablar de las elecciones y de la necesidad de tener más fiscales. Para eso vino.

—Y bueno. No sé Cristina si esto estaba citado como partido, si ellos sabían o no —plantea Aurelio.

—En realidad —explica Cristina— yo los había invitado pero por el tiempo no pudieron venir….

Aurelio la interrumpe.

—No. Yo me refiero a la citación. Porque si vos citás a un cumpleaños de quince es una cosa y si citás a una reunión política es otra.

—En realidad yo quería hablar más del tema de las cooperativas—aclara Cristina.

—Habíamos hablado de una reunión general —acota Ana María. Los demás asistentes miran en silencio.

—Si fueron citados los compañeros como cooperativa es una cosa y si se va a hablar del Partido Obrero por ahí a algunos no les puede gustar. Quiero respetar a los que están presentes —dice Aurelio.


—Ellos saben que usted iba a venir, así que… —dice Cristina.

—Mirá —interrumpe Aurelio—. Por qué no reiteramos esto si se puede otro día. El lunes por la tarde podría ser pero no sé qué tengo ese día. 

—Pero el lunes tenemos la reunión en la Universidad (Popular) —le recuerda Ana María.

—Si no el martes, como usted diga —dice Cristina.

—Claro, pero tampoco sé qué es lo que tengo el martes —dice Aurelio, aún no pudiendo recordar su agenda—. Lo que puedo hacer es salir antes del laburo el lunes, venir a las cinco acá y charlamos. No sé si es un horario conveniente porque muchos trabajan.

Hay un silencio de unos segundos. Cristina le pregunta a Ana María y concuerdan en que el lunes lo reciben a Aurelio, esta vez sí convocando a los vecinos a una reunión estrictamente política. Aurelio aprueba y de paso comenta lo que va a pasar en la Universidad Popular.

—Bueno, ya que estamos, el lunes nosotros vamos a hacer una reunión de fiscales para las elecciones. No es difícil porque es ir a controlar a las 7 de la mañana, después al mediodía y después al cierre. En esto nosotros le pedimos una ayuda. La  vez pasada pudimos haber metido un diputado y no lo logramos por la falta de fiscales. Ustedes saben que si no están nuestros fiscales, el peronismo y el radicalismo se reparten los votos. Esto es lo que les estamos pidiendo a todos los ciudadanos de Resistencia, que nos den una mano en la fiscalización.

Hay un silencio breve. Alguien tose.

—¿Ustedes ya tienen votos? —pregunta Aurelio.

—No —reconoce Cristina.

Aurelio saca de atrás de la silla su bolso negro y de ahí extrae un fajo de boletas del Partido Obrero y las reparte a los asistentes. Le da varias más a Cristina para que las entregue en el barrio. Así termina la reunión.

Antes de irnos, le propongo a Aurelio continuar la entrevista en alguna confitería. Dice que no tiene problemas. Le comento que el café en cuestión queda frente al campus de la UNNE, por avenida Las Heras, a muchas cuadras de donde ahora estamos. Le ofrezco llevarlo en auto y trasladar su bici en el baúl. Aurelio rechaza la oferta y me dice que él va por su cuenta, en su bici.

***

Aurelio Díaz es carpintero de obra y encofrador. Nació en Villa Berthet el 3 de agosto de 1950. Hijo de un guardaparques y una ama de casa, pasó su infancia recorriendo los pueblos del interior provincial a los que cada tanto era destinado su padre. Dentro de su familia se respiraba la política: su mamá era sobrina de José Bandeo, quien fuera vicegobernador del Chaco en el gobierno de Anselmo Duca a fines de la década del 50. También tenía otro pariente, Emilio Bandeo, quien fue intendente de Tirol. José era radical y Emilio era peronista. Las reuniones de campo en la casa de su abuelo materno (socialista, él) eran verdaderas batallas.

En la adolescencia, Aurelio comenzó a escuchar sobre el comunismo y a percibir que esa ideología política era censurada por la sociedad de aquel entonces. Era la amenaza roja. Lo prohibido lo atrajo. A los 16, en el comienzo de la dictadura de Juan Carlos Onganía, comenzó a militar en la juventud comunista, acompañado de su hermano menor.

Una noche de 1976, en el comienzo de la última dictadura, Aurelio salía de la obra en la que trabajaba en el barrio San Cayetano cuando un grupo armado lo subió a un Chevy. De ahí lo llevaron a la Brigada de Investigaciones, frente a la Plaza 25 de Mayo. Estuvo secuestrado en ese centro clandestino de detención durante un año. La mitad de ese tiempo, con una capucha en el rostro. Fue torturado. Escuchó gritos de mujeres, de hombres, llantos de niños. Escuchó también al tristemente célebre Cabo Sotelo tocar su acordeón mientras sus compañeros de celda eran golpeados y picaneados. Después de seis meses lo blanquearon y al año fue liberado. Al tiempo consiguió trabajo en la metalúrgica Tamet y años después nacieron sus cuatro hijos. Cuando regresó la democracia, Aurelio se presentó como candidato a diputado por el Partido Comunista. Los votos fueron escasos. A fines de los ochenta, luego de años de masticar la idea, se fue del PC para sumarse a las filas del Partido Obrero. Dice que el tiempo le dio la razón.

En 2013, logró su mejor elección al obtener poco más de 29 mil votos. Si bien quedó muy lejos del Frente para la Victoria y Unión por Chaco, el Partido Obrero se consolidó como la tercera fuerza política de la provincia, superando al Frente Grande, el Pro, Proyecto Sur, el MIJD y Ciudadanos a Gobernar. A Aurelio le faltaron sólo cuatro mil para ingresar a la Cámara de Diputados del Chaco. Nada.

***

Llega a la confitería pocos minutos después que yo. Nos sentamos afuera. Está un poco fresco pero dice que no tiene problemas. Sin embargo, lo veo bastante desabrigado y cada tanto tose. Se ve que las caminatas de campaña y la bicicleta le están pasando factura. Pero evidentemente se la banca. Le hablo sobre la reunión que tuvo en el barrio Palermo 2 y le confieso que me pareció que no fue lo que él esperaba. Y efectivamente no lo fue.

—Ellos plantearon que vaya a las siete de hoy para una reunión del partido. Y después vi que en realidad convocaron mal. Convocaron mitad por el tema cooperativas y mitad por el tema del partido y eso a la gente le cae para el culo. Por eso le pregunté cómo estaba convocada la reunión. Tienen ese hábito de hacer esas cosas. Siempre les digo que tiene que ser bien definido. A la gente no hay que decirle que se va a hacer una cosa y después que salga otra.

—¿Realmente sostenés la idea de que en la anterior elección no pudiste entrar como diputado porque les faltaron fiscales que controlen los votos del PO?

—Así es. Nosotros en muchas localidades del interior de la provincia no tuvimos fiscales. Y esta vez pedimos una ayuda al pueblo para fiscalizar sus propios votos. Estamos hablando de simpatizantes, no del partido. El ciudadano que ha confiado en votar al Partido Obrero ve frustrado su voto porque al no haber fiscales ese voto va a parar a las arcas del PJ o de la UCR. Ahora estamos tomando algunas medidas.

—A esos fiscales ¿les pagan algo?

—No. Es todo ad honorem. Nosotros explicamos de entrada que no tenemos medios para pagar a los fiscales por lo tanto el que quiere va y el que no, bueno.

—Para hacer una relación, de diez que convocás, ¿cuántos terminan yendo?

—De diez irán dos. Sobre todo en el interior. Ahí hay mucha presión de los dos grandes partidos. Entonces cuando se aproxima la fecha electoral los compañeros que han prometido ser fiscales del PO desaparecen por la sencilla razón de que les llega la caja de comida, la beca. Hay una presión enorme. O en nuestro caso, a nuestro compañero Miguel Gaúna que no quiso desistir de su candidatura a intendente lo echaron de la fábrica Unitán en Puerto Tirol. Entonces la idea es convocar a una inmensa cantidad acá en Resistencia, sobre todo jóvenes, para que voluntariamente vayan a fiscalizar en el interior.

***

Sin dudas, la bicicleta es el símbolo que representa a Aurelio Díaz. Podría hablarse de una suerte de marketing de izquierda o de una imagen que simplifica algo más complejo como son las ideas y las prácticas de un dirigente político. De todas formas, la cuestión es que efectivamente Aurelio, a sus 65 años, va a todos lados con su vehículo de dos ruedas. A las reuniones partidarias, a las notas periodísticas y en días de elecciones, siempre en bicicleta.

—Yo sigo andando en bici por una cuestión natural —explica Aurelio—. A mi hijo lo llevaba a la escuela en bici. A la obra me iba en bicicleta. A mi nieto lo saco a pasear en bicicleta. Es una cosa normal. No hago una cosa demagógica con la bicicleta. Hay miles de obreros que andan en bici y no tienen la propaganda que tengo yo.

Aurelio me reconoce que el boom de su bicicleta nació con una nota periodística publicada en diario Norte.

—A partir de ahí se hizo famosa —cuenta—. Y después de otra publicación donde al mismo periodista del diario, Sergio Schneider, le dije al pasar que me robaron la bici y él después publicó la nota. Y al otro día tuve por lo menos 50 personas que me querían regalar una bicicleta. A partir de ahí quedó “La bici de Aurelio”.

—Pero vos podrías comprarte una moto o un auto.

—Sí. Tengo un auto.

—¿Y no lo manejás?

—Mirá. Yo manejo desde los siete años. Manejaba un Land Rover. Mi viejo era guardaparques y en Pinedo, la Provincia le dio a la repartición de Bosques una Land Rover que no se oxidaba nunca. En auto siempre anduve pero nunca ostenté. Y ahora, bueno, mi señora tiene auto. Ella me hincha las bolas para que la traiga al centro y yo le digo: “Andá en remis”.

—¿No querés manejar tu auto?

—Bueno, eso te iba a contar. Un día, como hace ocho años, venía por la avenida Castelli, temprano a la mañana, la había dejado a mi señora en el laburo y un loco venía por la Sáenz Peña, venía como a 100. No sé si el tipo llegaba tarde al laburo o qué, pero me pegó una piña. Me chocó y en el choque me golpeé la cabeza. Y después de eso no sé si quedé con problemas psicológicos o qué pero yo subo arriba de un auto y manejo media hora y es como si fuera que hubiese manejado 15 horas. Termino todo tensionado. Por un lado lo evito por eso. Por otro lado la bici es más normal para mí. Y cuando tengo que ir más lejos, como a Barranqueras, Vilelas, Tirol o Fontana, voy hasta el centro, candeo la bici y me voy en cole.


—Y en el interior, ¿como hacés?

—También en colectivo. En Tirol, por ejemplo, ahí tengo un compañero que tiene una bicicleta y ando por ahí. En Barranqueras también hay compañeros que tienen bicicleta y salimos.

—¿No tenés algún militante que tenga un auto para llevarte más rápido al interior? ¿O no querés?

—Ahora apareció un compañero bancario que ya hicimos unos viajes a Colonia Elisa y a La Escondida. Y el otro día a Quitilipi y a Sáenz Peña. Él me llevó. Y la verdad que eso abrevia mucho porque en una mañana pudimos hacer Quitilipi y Sáenz Peña y a la tarde quedamos liberados para hacer otras cosas. En colectivo es un parto. Entonces ahora, por ejemplo, en Charata hay compañeros que nos facilitan autos como aporte al partido para ir a Las Breñas, Corzuela, Coronel Du Graty, y todo eso. Es decir, ven como referente al partido y comienza la adhesión y la simpatía, cosa que antes no ocurría.

—Ya que planteaste lo del militante bancario, quería consultarte por el apoyo del Partido Obrero a sus paros que son en definitiva son huelgas donde se exige elevar el piso del Impuesto a las Ganancias. ¿No hay una suerte de contradicción entre la ideología del Partido Obrero y la lucha de lo que podría denominarse la “aristocracia obrera”?

—Ellos son trabajadores. Los ves a los tipos ahí desde las siete de la mañana laburando. Por ahí hay determinadas direcciones de los bancos que ya son parte de la patronal. Pero lo que nosotros planteamos es que los trabajadores lo único que tienen son su fuerza de trabajo y su inteligencia. No tienen plusvalía como tiene la patronal. Los bancos se han llenado de oro. Las ganancias fueron siderales. El sector más especulativo son las finanzas y los bancos. Pero no así los bancarios. Es cierto: el bancario puede ser el sector del movimiento obrero que está en la punta de las Ganancias. Pero después tenés a los mecánicos de SMATA que también tienen buenos sueldos. ¿Pero cuál es el tema central acá? Que el Estado comienza a meter mano en los trabajadores cuando por ejemplo no se le cobra impuesto a la renta financiera, a quienes especulan en la Bolsa con los títulos y todas estas porquerías. Hoy vienen por los bancarios y después siguen por los demás.

—Volviendo al tema electoral, ¿por qué ustedes no hacen alianza con ningún otro partido?

—Como partido tenemos un programa donde nuestro objetivo es el Socialismo. En una circunstancia electoral no está planteado que el que quiera aliarse tenga que tener como objetivo el socialismo pero de mínima tiene que coincidir en un programa el cual tenga como eje al tipo que produce la riqueza sobre la humanidad, que es el trabajador. Eso es todo. Nosotros iríamos a una alianza si alguno de ellos se pliega en ese programa. Ahí vamos a ir para adelante.


—Te lo pregunto porque el otro día hablé con el dirigente de Proyecto Sur, Danilo “Polo” Legal, y él me aseguró que en reiteradas ocasiones te pidió para ir a las Primarias juntos y el que ganaba conducía y el que perdía acompañaba. Pero dice que vos nunca le respondiste. ¿Fue así?

—Eso dice él. Se ve que en varios lugares anduvo diciendo esto, alguna radio también me lo planteó. Yo nunca me senté a charlar con él sobre este tema de la alianza. Nosotros estamos dispuestos y le metemos para adelante.

—En un frente electoral ustedes tendrían mayores chances de llegar a tener por lo menos un diputado.

—Sí, pero lo que nosotros queremos es ser coherentes y no macanearle a nadie. Los frentes por ahí se arman para, de manera mercanchifle, obtener un diputado y sentarse a calentar silla. O los frentes que arma la UCR con Macri, o De La Rúa con Chacho Álvarez son verdaderos cachivaches que al otro día se desarman. Y después tenés el tema de la conducta. Las conductas pasadas son importantes para nosotros porque ponele que tenemos coincidencia en un tema, como el tema docente, y la respuesta en su momento de la UCR fue darles una fenomenal garroteada en Quitilipi. No sé si con una disculpa alcanza para ir a un frente con ellos. Lo mismo con los peronistas. No es fácil con el Partido Obrero.

—En la campaña anterior se generó en las redes sociales una movida bajo el slogan “Un milagro para Aurelio”, en referencia a la posibilidad de impulsar tu candidatura para que llegues a la Legislatura. ¿Qué te pareció?

—En realidad en ese momento pedíamos ayuda al pueblo para pasar las PASO. Ahora le pedimos ayuda al pueblo para que fiscalice. Un milagro para ellos mismos, para el pueblo que confía en el Partido Obrero y para que esos votos no sean birlados.

—En el hipotético caso que llegues a la Legislatura, ¿qué proyecto tenés previsto presentar?

—Lo que nosotros estamos elaborando es el tema del trabajo, el tema de vivienda, el tema de salud y educación. Queremos ver este tema de la guita de la obra pública. No puede ser que acá haya un ministro de Obras Pública, un subsecretario de Obras Públicas y en el municipio también, cuando con un funcionario en esa área debería estar bien. Además tenemos que ver el tema de los impuestos. Veamos cuanto de impuestos se le aplica al pueblo y al trabajador y cuánto a los grandes grupos económicos. Y después queremos ver a dónde va la plata del Presupuesto. Se están haciendo obras que nada tienen que ver con la realidad. Acá la gente no tiene vivienda y se hacen grandes obras de infraestructura pero que van en beneficio de los grupos económicos. Por ejemplo, el viaducto, que salva vidas, todo lo que vos quieras, pero con esa plata que se gastó ¿cuántas viviendas podrían construirse? Hay prioridades.

—En definitiva, ¿tenés buenas perspectivas en cuanto a lo que pueda suceder en las elecciones?

—Por lo que uno se plantea en las recorridas, en las charlas y en las reuniones, hay mucha perspectiva. Incluso de agrupaciones que están disputando una interna con 13 candidatos como el justicialismo en Barranqueras y cinco candidatos en Puerto Tirol. Algunos ya están planteando que si no ganan la interna nos van a acompañar a nosotros. No lo dicen abiertamente, lógico. Se lo dicen a nuestros compañeros. Y algunos sindicatos que también nos expresaron su acompañamiento, aunque no públicamente.

—¿Por qué no lo hacen de manera pública? ¿Por qué crees que te lo dicen sólo a vos y no a todos?

—La verdad, no sé.

jueves, 7 de mayo de 2015

CRÓNICAS DE CAMPAÑA: Gachi López, la candidata de la tele



Uno de los problemas que padecen algunos políticos a la hora de presentarse en las elecciones es el grado de desconocimiento que tienen en los votantes. En muchas ocasiones el candidato es honesto, inteligente y buen tipo, pero hay un pequeño inconveniente: no lo conocen ni sus vecinos. Es por eso que de tanto en tanto los partidos políticos echan mano a la vieja estrategia de incluir en sus listas a personalidades de la televisión logrando así el aventón mediático que necesitan para intentar seducir al electorado.

Teresa Graciela López, más conocida como Gachi, podría ser uno de estos casos. Tiene 55 años, tres hijos y una trayectoria de más de tres décadas en los medios del Chaco. Su sobrenombre es una marca registrada. Sin embargo, en este año electoral, decidió pegar el salto y aceptó la propuesta de ser candidata a concejal en el décimo lugar por Vamos Chaco, que lleva como candidato a intendente de Resistencia al Jefe de Gabinete Municipal, Leandro Zdero. De la tele a las caminatas de campaña, sin escalas.

***

Es la una de la tarde de un jueves de abril y estoy junto a Gachi López en el segundo piso del Hotel Covadonga en Resistencia. El lugar es una terraza de unos 10 metros por 10 donde uno puede nadar en la pileta, jugar al pádel en la cancha que está más allá o tomar sol en algunas de las reposeras que están acá al lado. Todos los jueves a esta hora, este lugar se convierte en el set de grabación de La Otra Miradaelmagazine que se emite los sábados a la noche por Canal 9.

—¿Qué repercusiones tuvo la confirmación de tu candidatura? —le pregunto a Gachi, que hoy trae puestos jeans, camisola blanca y anteojos oscuros provistos por la óptica que auspicia su programa.

—Hubo un rechazo de gente que incluso era amiga mía —dice.

—¿Qué te dijo esa gente?

—Te doy un ejemplo concreto: Alejandro Segovia trabajó conmigo en radio. Posteó mi foto en Facebook y una frase descalificadora diciendo: “Jajajaj, jodeme que esto es verdad”. También en la sección Candilejas de diario Norte me pusieron de título “Lo que faltaba”. Después me tuvieron que pedir disculpas. Esas eran apreciaciones muy duras como diciendo “qué hace esta mina metiéndose en política”. Yo no soy una tilinga que no tengo nada en la cabeza. Yo tengo mucha lectura encima.

—¿Y cómo tomaste esas agresiones?

—Lo tomé como una falta total de conocimiento porque nadie me llamó y me preguntó si alguna vez milité.

—¿Alguna vez militaste?

—Sí. Cuando era joven. Yo empecé a estudiar Profesorado de Lengua y Literatura a finales de los setentas, una época muy complicada. Ahí recién empezaban a nacer los centros de estudiantes y empezábamos a juntarnos muy jovencitos, teníamos 18 o 19 años y la Franja Morada estaba naciendo incipiente en la UNNE. Esa fue mi primera incursión. Después me nació mi amor eterno por el alfonsinismo. Yo tenía 23 años cuando me tocó votar por primera vez. La campaña alfonsinista contra (el candidato a presidente del PJ, Italo) Luder era enamorarse o enamorarse. Con la democracia se come, se cura y se educa, decía Alfonsín. Era como un padre.

***

Gachi López nació en Villa Ángela, en 1960. Tiempo después su papá consiguió un trabajo como imprentero y toda la familia se trasladó a Resistencia. Terminó la primaria en la Escuela 41, siendo escolta, la secundaria la hizo en el colegio Normal y luego siguió el profesorado de Lengua y Literatura. Le faltó una materia para recibirse.

Su carrera en los medios comenzó por casualidad. Como gran parte de las oriundas de Villa Ángela, Gachi era una habitué de los carnavales. Bailaba en la comparsa Hawaianas y hasta llegó a ser reina. A los 20 años, mientras danzaba con brillos y llena de plumas, un periodista la fichó. Víctor Emilio del Río, por ese entonces conductor del noticiero de Canal 9, la vio mientras hacía la cobertura para el noticiero y pensó que Gachi podría ser la cara joven que necesitaba el canal.

—Das muy bien en cámara. ¿Querés hacer una prueba para el noticiero?— le propuso Del Río.

Gachi no dudó. Fueron seis meses de una suerte de casting/entrenamiento, donde todos los días la hacían leer textos en voz alta junto a otros postulantes. Finalmente, los profesores del ISER la aprobaron y quedó para el informativo. Estuvo cinco años así, intercalando con su trabajo de maestra de primaria.

Después, por motivos familiares, viajó a Salta a estar con sus padres y un tiempo más tarde regresó. En el Chaco trabajó en varias radios, entre las que se destacan Radio Libertad, donde llegó a ser directora artística. También hizo gráfica en semanarios dirigidos por el mítico periodista y dibujante, César Hermosilla Spaak. En tele condujo varios programas informativos y de entretenimientos y hasta fue nominada por APTRA como una de las mejores conductoras de tevé del interior.


En la década del noventa llegó a dirigir videoclips para grupos de cumbia chaqueña. En Youtube se puede ver “El Fantasma”, del Grupo Bohemio; “Señorita”, del Grupo Acento y “Y cómo es él”, de las Estrellas Colombianas, que contó con la participación especial de Marcelo El Gato Prado Lima, su compañero en la conducción en La Otra Mirada. “El Fantasma” tuvo la producción ejecutiva de José Luis Pepín Martínez mientras que “Señorita” y “Y cómo es él” los produjo el empresario de espectáculos y promotor de grupos musicales, Pacalo Dip. Los tres videos coincidieron en el presupuesto: dos pesos con cincuenta.

Hoy, además de la Otra Mirada, trabaja en dos programas de radio: de lunes a viernes, se la puede escuchar en Radio Latina, en el programa informativo El Día de Mañana, que se emite de 9 a 12. Mientras que los domingos, en Radio de las Estrellas, conduce de 7 a 13 La Mañana del Recuerdo, junto a Pacalo.

***

—¿Cuánto tiempo continuaste tu militancia universitaria? —le pregunto ahora a Gachi.

—Estuve hasta el 83, más o menos. Igual, nosotros no nos metíamos en cosas densas y pesadas como para que nos desaparezcan. Y el ambiente universitario siempre fue muy distinto del de los militantes de trinchera, de los Montoneros y esas cosas. Tenía compañeros de secundaria que militaban en Montoneros pero a mí nunca se me ocurrió meterme en eso.

—¿Y cómo los veías? ¿Qué pensabas de la lucha armada?

—Un adolescente de 16 años de ahora no es el mismo del de aquella época. Éramos como niños. Y nosotros los veíamos como que estaban haciendo grandes cosas. Después nuestra militancia fue a través de revistas, publicaciones, pegar carteles, afiches, cosas chiquitas para los alumnos. No más que eso.

—¿No seguiste haciendo nada relacionado con la política?

—No.

—¿Anteriormente te habían ofrecido incursionar en política?

—Hace cinco o seis años atrás.

—¿Quién te lo ofreció?

—Mi hija estuvo casada con un político que ahora es candidato a diputado por la UCR…

—¿Hugo Domínguez?

—Sí. Y él me había dicho que me veía potencial como para aspirar a un cargo en una diputación nacional o algo así porque yo era muy conocida. Yo no tomaba conciencia de cuánto conocimiento podía tener la gente. Uno no percibe desde acá qué hace sentir o qué transmite a la gente. Recién ahora lo estoy conociendo porque recién ahora comencé a caminar los barrios.

—¿Y esta vez quién te ofreció la candidatura?

—Esta vez me llamaron la dupla (Aída) Ayala y (Leandro) Zdero.



—¿Cómo fue?

—Fue un domingo a las nueve de la noche. El miércoles cerraban las listas y Zdero me dijo: “Por favor, necesito que formes parte de nuestro proyecto. Sé que venís de cuna radical”. Le dije que sí y el domingo a las diez de la noche mandaron a buscar mis papeles a casa. Y bueno, fue todo vertiginoso y ahora ya comenzó la militancia y las caminatas.

—¿Qué te llevó a dar ahora este paso?

—No podía seguir sentada mirando. A mí se me está viniendo la tercera edad y ver cómo esto se desmorona... Tengo tres nietas que tienen que seguir viviendo aquí en Chaco. En otras provincias y países conocí mucho y hay otras posibilidades de vivir mejor pero si quiero que mis nietas estén un poco mejor tengo que trabajar para que esta ciudad pueda desarrollarse y crecer. De todas maneras, viendo como está el país, deseo que ellas hagan otra vida y puedan irse a vivir a otro lugar.

—¿Vos querés que se vayan del país?

—Sí. Yo quiero que se vayan. En su momento quería que mis hijas se vayan también. Quería lograr la doble ciudadanía para todos. Ellas son descendientes de españoles y yo de italianos. Así que al obtener una, podés ir a cualquier país de Europa.

—De todas maneras Europa no está pasando su mejor momento.

—Claro. Pasa que yo te estoy hablando de cuando mis hijas tenían veintipico, en el 2001. Fue cuando todo el mundo se iba, cuando De la Rúa hizo que todos se vayan. A él no lo reconozco como presidente ni como representante. Lo voté por obediencia.

—Y de aquel 2001 hasta ahora, ¿considerás que el país mejoró o empeoró?

—Considero que este es un gobierno populista. Pero, ¿sabés qué es lo peor, lo que va a saltar ahora cuando se cambie de gobierno? Que han retirado totalmente la cultura del trabajo.

—¿Cómo es eso?

—La gente cree que tiene derecho a exigirle a un político que le otorgue un plan o una asignación. No sé si son favores, a lo mejor son cosas que se merecen: no tenés trabajo, bueno, te ayudamos hasta que lo consigas. Pero después nunca más le exigieron la contraprestación. Yo vivo en un barrio Fonavi y en frente tengo un asentamiento con diez personas viviendo con Direct TV y aires split y todo el día están sentados tomando mate o tereré. No trabaja nadie en esa casa. Y esa es la misma gente que después entra a robar a mi casa. Ahí hay un fenómeno sociológico. Si nadie me exige que vaya a cumplir, voy al correo, cobro los 1500 o los 1900 pesos que me den, después vuelvo y sigo tomando mate. Si te dan a elegir, ¿qué vas a hacer?

—¿Qué te parece la gestión de Aída Ayala?

—Tuvo aciertos y errores. Dejó a la ciudad primorosa, como toda mujer. Hay un montón de cosas donde hay errores garrafales que los vamos a discutir en algún momento cuando estemos tranquilos con ellos como son la basura y el tránsito. También es por el tema que no se ha creado conciencia en los ciudadanos. Creo que los motociclistas no se quieren a sí mismos ni a sus hijos. No pueden ir cinco personas en una motito sin frenos, sin cascos y sin luz. No se quieren.

***

La primera vez que Gachi hizo una caminata de campaña fue en la zona de la vía, desde la avenida Mac Lean hasta la Hernandarias. Casa por casa. Casi cuatro horas. La guiaba un grupo de punteras del radicalismo quienes se encargaban de golpear las manos, saludar al vecino en cuestión y presentarle a Gachi López como la flamante candidata a concejal.

—¿Y qué reacción tuviste de la gente?

—Sin mandarme la parte, el 100 por ciento de personas que hablé me conocían y querían sacarse la fotito conmigo. Algunos me pedían y otras se las pedían las chicas (las punteras) para publicarlas en nuestras respectivas páginas de candidatos.

—¿Pensás que los políticos utilizan a los famosos para apuntalar su lista?

—Me lo dijeron en las redes sociales. Pero yo no pensé en eso porque mi exyerno ya me lo había ofrecido hace un tiempo y no necesitaba de alguien que sea conocido. Además yo estoy en el puesto 10 de la lista y de ningún modo voy a entrar. No entro.

—¿Cómo lo ves a Zdero? Porque del otro lado está Jorge Capitanich.

—Creo que es una apuesta muy fuerte. Por mi parte, los votos que le pueda sumar a Zdero a través de redes sociales y caminatas se los voy a sumar. Creo que cada persona que pueda aportar, seamos ganadores o no, va a sumarse a un proyecto piola. A Leandro lo veo joven y fresco. Hay un equipito laburando para ir detrás de él y hacer algo copado desde la municipalidad o desde el gobierno de la Provincia, con Aída Ayala.


***

Marcelo Prado Lima; el columnista de cine, José Novo y el camarógrafo, Daniel Martínez, esperan pacientes que la entrevista con Gachi se termine. Es la propia Gachi quien les dice en vos alta: “Chicos, ¿estamos?” y apuro el final de la entrevista. Hay que empezar a grabar el programa. 

Mientras prueba el sonido del micrófono, Gachi le pregunta a Novo qué tiene para hoy. Novo es abogado y en el programa se dedica a promocionar las películas que están en cartelera o que se estrenarán próximamente en los cines de Resistencia. Hoy llegó de camisas a rayas y un pantalón blanco ultrajustado. Le dice a Gachi que tiene para presentar un tráiler de una película yanqui y luego algunas imágenes de las que están en cartelera. Detrás de cámara, Prado Lima se dedica a sacarle fotos. Luego las publicará en su cuenta de Facebook.


El Gato le comenta a Gachi que en las fotos sale con cara de preocupación. Ella explica el por qué. El tono es de una alarma forzada, un poco en broma, un poco en serio:

—Yo estoy preocupada, chicos. Tengo fibromialgia que es una enfermedad que no tiene cura. Me voy a morir de eso.

Prado Lima hace un comentario que no llego a escuchar, Gachi responde con una risotada y dice que, para cuando se muera, quiere que en su velorio suene algún tema de Cher como música de fondo. También exige estar bien maquillada.

—Sólo quiero nueve horas de velatorio. El que llegó, llegó y el que no, lo lamento —advierte Gachi.

—Yo me encargo de hacer la prensa —acota Prado Lima.

Se terminaron los chistes. Es momento de grabar. Gachi cuenta hasta tres y de repente cambia el tono jocoso por uno de tele. En cámara, salen ella y Novo sentados en sus respectivas banquetas blancas de aluminio. De fondo, la pileta.

Uno, dos, tres… Y aquí estamos con el doctor José Andrés Novo. ¿Cómo le va, doc?

—Muuuuuy bien, Gachi. Excelente.

—Un gusto verlo. Es para tomarnos una fotografía con usted y salir espléndidos con los anteojos de Óptica Gamundi.

—Un beso muy pero muy grande a ellos. Muchas gracias por la elección. Ahora a los bifes: vamos a tipear Cinemacenter punto com punto ar, sitio oficial de la cadena de cines que se encuentra aquí en la provincia del Chaco. Y atención: mucha gente me pregunta qué pasó con el cine de la ruta 16.

—¡¡¿Qué pasó con el cine de la ruta 16?!! —exagera Gachi.

—Está en refacciones. Así que atención, próximamente vamos a estar anticipando qué es lo que se viene por ahí. Pero este fin de semana tendremos un gran estreno gran. Estamos hablando de Los Vengadores 2: la Era de Ultrón, película que ya anticipamos algo la semana pasada y que ahora vamos a compartir el tráiler.

—Bueno, lo vemos —cierra Gachi.

Se apaga la cámara. Gachi quiere saber qué viene después del tráiler. Novo le cuenta que va a hablar de las películas que ahora están en cartelera y con eso termina. Prado Lima cuenta que vio la película Los Vengadores 2 y que le gustó. De paso retoma el tema del funeral, que al parecer lo tiene muy bien planificado. A esta altura, queda claro que a Prado Lima le encanta el humor negro.

—Gachi, en tu velorio vas a estar vos en el medio, en el cajón, y cuatro elecedés con imágenes del programa —grafica Prado Lima.

—Ay, qué lindo, qué copado —festeja Gachi.

—Es más: a todos les vamos a dar un souvenir con tu foto en el cajón en un llaverito. Y vamos a poner una alfombra roja para que la gente pase y te toque así.

Otra vez retoman la grabación. Sigue Gachi con Novo sentados en las banquetas blancas. Vuelve a contar hasta tres. La cámara se enciende. Ahora habla Novo:

—Y seguimos con otros éxitos que compartimos esta semana en la Avenida Ávalos, pero en 3D. Vamos a hablar de Rápidos y Furiosos 7 que continúa exhibiéndose con gran suceso gran y después tenemos La Cenicienta y Home: no hay lugar como el hogar, titulazos para ir a disfrutar este fin de semana. Cerramos con un saludito ¿puede ser? Permiso. Para Victoria, colega ella, con quien compartimos mates y trabajo todas las mañanas, realmente gran persona, ella está de cumpleaños. Está en el interior pero prometió ver el programa así que tenemos un punto de rating más asegurado.

—Gracias, doc. Hasta el sábado que viene.


Se apaga la cámara. Novo se levanta de la banqueta para que Prado Lima ocupe el lugar. Dice que va a hacer dos fotos más y se va. Mientras Prado Lima se acomoda, Gachi cuenta que en el marco de la campaña electoral aparecieron algunas pintadas en el comité radical. Decían “Aída mataste” sin mayores explicaciones de semejante acusación.

—Nos tienen mucho miedo, chicos. Nos están pintando todos nuestros comités —comenta Gachi.

—Sí. También vi que a Leandro y Aída le pintaron la nariz de payaso en una gigantografía —comenta Prado Lima.

—Chicos, yo soy tan pobre que ni afiches tengo.

—Vos tenés televisión —la agranda Prado Lima.

—Pero yo no ocupo los segundos de televisión para hacer proselitismo barato.

—No hace falta.

—¿Sabés lo que hace la gente cuando me ve, Gato? Me abrazan, me besan y además hacen esto: “Hiiiiigggg” —dice Gachi, mientras aspira de golpe y pone cara de sorpresa al graficar lo que le pasaba a los vecinos cada vez que la veían en las caminatas de campaña.

Prado Lima también dramatiza la posible reacción de la gente, otra vez en clave de comedia:

—¡¡La Garchi López!!

—Idiota —le responde Gachi y hace como que se enoja.

Se nota que entre ambos hay una amistad muy sólida. Se conocen desde 1986 cuando compartían las instalaciones de Radio Chaco. Ella, en su rol de conductora y él, en el de operador. A partir de ahí nunca más se separaron. Recién en 1996 nació la idea de hacer La Otra Mirada. El proyecto no tenía más pretensiones que la de ser un “magazine chiquito”, de media hora. Pasaron 19 años, casi mil programas y un Martín Fierro Federal. Hoy, Gachi y El Gato son una de las parejas televisivas emblemáticas de la televisión chaqueña.

***

—¿Qué tenemos, Gato? —pregunta Gachi antes de empezar a grabar.

—Bueno, tenemos una caminata con los candidatos del Frente para la Victoria… —le contesta Prado Lima, muy serio, a su compañera que es precandidata a concejal por el radicalismo. Hay un silencio incómodo de dos segundos. Prado Lima deja de lado su cara adusta y empieza a sonreír. Captamos el chiste y ahora sí nos reímos. Prado Lima está muy afilado y nosotros muy lentos.

Ahora así, va en serio. Prado Lima cuenta que tiene notas sobre la Tercera Cumbre contra el Cambio Climático que se realizó en un hotel céntrico de Resistencia, donde estuvieron especialista en la materia, funcionarios, intendentes y dirigentes políticos en campaña. El otro tema que también estará en el programa es la conferencia de prensa de la intendenta de Resistencia quien presentó el proyecto de ordenanza para implementar el boleto gratuito para estudiantes universitarios y terciarios de la ciudad.


—Un, dos, tres… Señoras y señores, muy buenas noches, bienvenidos a La Otra Mirada. ¿Cómo le va? —le pregunta Prado Lima a Gachi.

—Buenas noches, como le va a todo el mundo. ¿Quién nos ha robado el mes de abril, Marce?

—Ay, Gachi. Sabina andaba preguntando lo mismo hace un tiempo. Bueno, nosotros estamos despidiendo abril con el último programa del mes de La Otra Mirada.

—¿Qué me decís de Don Otoño?

—Ay, Gachi. Se ve que no se enteró que tiene que venir. Seguimos con la pileta de fondo, acá en el Hotel Covadonga. Están invitados todos a participar de este lugar, no sólo por la pileta, es hermoso estar acá. Hay cancha de pádel también.

—Hoy es un día espléndido.

—Hermoso día otoñal.

—Más bien primaveral —contradice Gachi—. El señor (Prado Lima) parece que no tiene temperatura corporal para saber distinguir. Un día de otoño, Marce, es un día lluvioso para capuchino y es fresquito.

—Noooo. Un día de otoño es el egreso del verano. Así como la primavera es el ingreso al verano.

—No vamos a discutir eso ahora cuando faltan sólo seis programas para llegar a los mil. Tenemos que llegar sanos y salvos. Y amigos, si es posible.

—Hace tantos años, Gachi... A esta altura qué nos vamos a andar peleando—dice Prado Lima y se queja del viento que ahora está complicando no sólo el audio sino su cabello.

Tenemos viento para todos y todas —bromea Prado Lima.

Después de nombrar a otros auspiciantes comenta, ahora sí, que durante la semana se realizó la Cumbre contra la Crisis Climática.

Vamos rrrrrápidamente a la primera nota del programa de hoy.

Se apaga la cámara. Gachi comenta que después de esto se viene la publicidad de la óptica y luego continuarán con las notas. Sin embargo, cuando todo parecía aceitado, ocurre un imprevisto. El camarógrafo Daniel Martínez mueve palanquitas y toca algunos botones del pequeño equipo de audio que está apoyada sobre una de las mesitas de jardín que tiene el hotel. Se lo ve inquieto y con el gesto adusto. Finalmente admite que hubo un problema. Parece que el sonido de todo lo que se grabó hasta ahora no salió. Gachi empieza a probar el micrófono para comprobar si ahora funciona el artefacto.

—¿Ahora anda? —pregunta Gachi.

—Sí, ahora anda. Estaba mal enchufado acá —dice Martínez y señala el aparatito que toma el audio.

—¿Los dos micrófonos o uno solo? —pregunta Prado Lima.

—Los dos.

—¿Y lo de Novo? —pregunta Prado Lima.

—Lo de Novo salió…—contesta Martínez, sin mucha seguridad.

La cara de Prado Lima se transforma. Hunde los labios hacia adentro, mira para abajo y luego se frota la cara. A Gachi tampoco se la ve muy contenta. Es que hay algo básico: salvo que se esté haciendo una película de cine mudo, una filmación no puede salir sin audio. Esto significa sólo una cosa: hay que grabar todo de nuevo. Creo que en este momento tanto Gachi como Prado Lima piensan seriamente en tirar a Martínez a la pileta, con su cámara y aparatito de audio incluidos.

De todos modos y a pesar del fastidio, Prado Lima se resigna e intenta volver a ponerle actitud a la cosa. Es televisión y en la televisión hay que ponerle onda, aunque sea lo último que se tenga en el día.

—Desde el comienzo —se da fuerzas Prado Lima.

—Mismo speech —alienta Gachi.

—Estas cosas suceden —me explica Prado Lima.

Todo vuelve a fojas cero. Prado Lima repite la rutina de contar hasta tres, ahora con menos ganas, y comienzan a grabar el programa desde el saludo inicial. No hay nada anotado pero las palabras son casi idénticas a la fallida grabación anterior. Hay oficio y se nota.

Señoras y señores, muy buenas noches, bienvenidos a La Otra Mirada. ¿Cómo les va?

—Hola a todo el mundo. ¿Quién nos ha robado el mes de abril, Marce?