El médico policial, Héctor Grillo, fue un símbolo de la pata
civil de la dictadura en el Chaco. Fue detenido en diciembre de 2011, acusado de utilizar
sus conocimientos médicos para alargar la agonía de los detenidos políticos en
la mesa de tortura y así poder sacarles más información.
Murió el 30 de diciembre de 2013.
Héctor Grillo, en 1983. |
Dos años antes de su muerte y un día después que lo detuvieran
por participar de sesiones de tortura durante la represión ilegal en el Chaco,
el médico policial, Héctor Grillo permanecía sentado en una oficina del Juzgado
Federal de Resistencia. Lo indagaban el ex conjuez, Juan Piñero y los fiscales,
Patricio Sabadini y Diego Vigay. Su declaración pendulaba entre el cinismo y la
negación. Se podría resumir así: él no fue, no supo, no estuvo.
- En su función como médico ¿atendió a personas torturadas?-
le preguntaron a Grillo aquella mañana de diciembre de 2011.
- Muchas personas se hacen las víctimas. Yo no conozco a esta persona que me denuncia ni tampoco ella a mí. Grillo era el más conocido, el más trascendente. Como esto aparece muchos años después, no le acusaría a un muerto. Concretamente me meten preso por algo que no era yo, la descripción de esta señora es bien clarita.
- ¿Tuvo conocimiento que hubo personas que fueron torturadas a
metros de Casa de Gobierno?
- Me niego a contestar eso.
- ¿Sabe qué efecto produciría una inyección de Pentotal en
caso de ser colocada en la columna?
- No tengo idea el efecto que produciría al poner en la columna. ¿Quiere que le hable sobre Pentotal?. Le puedo hablar de Pentotal. En principio es un hazmerreír que yo vaya a un galpón sin luz a poner el Pentotal. No se pone en la columna. No existe en la bibliografía médica, no hay medicación que se haga en la espalda. Antes se hablaba de una vacuna que se ponía a la gente que entraba al Ejército. El Pentotal se hace solo de manera intravenosa.
Al terminar la indagatoria, se quejó por la celda en la que estaba preso. Dijo que no podía estar ahí. El colchón en el piso le hacía doler la columna.
- No tengo idea el efecto que produciría al poner en la columna. ¿Quiere que le hable sobre Pentotal?. Le puedo hablar de Pentotal. En principio es un hazmerreír que yo vaya a un galpón sin luz a poner el Pentotal. No se pone en la columna. No existe en la bibliografía médica, no hay medicación que se haga en la espalda. Antes se hablaba de una vacuna que se ponía a la gente que entraba al Ejército. El Pentotal se hace solo de manera intravenosa.
Al terminar la indagatoria, se quejó por la celda en la que estaba preso. Dijo que no podía estar ahí. El colchón en el piso le hacía doler la columna.
***
Desde el Informe Final que la Comisión de Derechos Humanos
de la Cámara de Diputados presentó ante la sociedad en 1985 donde se revelaron
las atrocidades que perpetró la dictadura, el nombre de Grillo se repitió una y
otra vez en los testimonios de ex detenidos políticos que sufrieron los peores
vejámenes y torturas físicas y psicológicas.
Sin embargo, recién en los últimos años la Justicia federal
dio pasos concretos en cuanto a la posibilidad de sentar en el banquillo al ex
médico policial. Uno de los primeros se dio en diciembre de 2009, cuando el por
ese entonces fiscal ad hoc, Roberto Mena, presentó un requerimiento de
instrucción ante Piñero pidiendo que se impute a Grillo y a una treintena de
represores el delito de asociación ilícita, una figura penal que dejaba
asentado que en la provincia hubo una organización delictiva, que se dedicaba a
torturar, matar y secuestrar. Todo, bajo el amparo del Estado.
En su presentación, Mena puntualizó que Grillo tenía la
función dentro de la asociación ilícita de participar en actos de tormentos
poniendo a disposición de los autores de las torturas su conocimiento médico a
fin de supervisar el sufrimiento de la víctima.
El requerimiento expresaba que Grillo también cometía
delitos por omisión al no comunicar al Poder Judicial el estado de deterioro de
las víctimas que en reiteradas ocasiones le revelaban las marcas de torturas y
vejámenes que padecían, así como las condiciones lamentables de encierro.
"Resultando su obligación denunciarlas por ser funcionario público con
conocimientos específicos", señaló el exfiscal.
A ese requerimiento, le siguió un segundo. Fue el que
presentó en abril de 2010 el por ese entonces fiscal Federal, Gustavo
Corregido. El mismo solicitaba que se impute a Grillo y a una veintena de
represores por los delitos de apremios ilegales, violación calificada y
privación ilegítima de la libertad.
En el requerimiento, se detalla el infierno que tuvo que
atravesar una detenida política (que para evitar su revictimización aquí se
omite su nombre). El escrito recuerda que la mujer fue apresada en Resistencia
junto a su hijo. El operativo estuvo a cargo de personal de civil perteneciente
a la Brigada de Investigaciones. Luego de tres días de tormentos y torturas la
trasladaron a un galpón ubicado cerca del río, probablemente Barranqueras, por
el tiempo de viaje y el olor de la costa.
Según relató, entre golpes e interrogatorios, el médico
Grillo le colocó Pentotal en la espalda. Cabe recordar que el Pentotal
(Tiopentato de sodio) es una droga que tiene un efecto sedante que desconcierta
a la víctima y que los militares lo utilizaban como "suero de la
verdad". Sin embargo, el uso más conocido de esta droga durante la
dictadura fue para sedar a los detenidos políticos que posteriormente eran
arrojados vivos al mar desde aviones.
Además, mientras los represores Gabino Manader y José Cardozo
(fallecido impune) la interrogaban, Grillo controlaba el pulso y el ritmo
cardíaco de la detenida. Posteriormente y por la acción del sedante y la
tortura, la víctima perdió el conocimiento y reacciona tiempo después en una
sala de la Brigada de Investigaciones. Allí, permanece junto a unos 30
detenidos que son torturados permanentemente y por efectos del Pentotal queda
40 días con la pierna derecha paralizada.
Grillo pertenecía al grupo Grupo de Artillería 7 y era
miembro del cuerpo profesional del escalafón sanidad de la policía de la
provincia en dependencia de los cuarteles de La Liguria. Uno de los hitos en su
carrera, fue la firma de las actas de defunción de algunos de los fusilados en
Margarita Belén, como Manuel Parodi, Patricio Tierno y Carlos Duarte.
Ya en democracia, devino en próspero empresario. Su chalet
ubicado en la calle Salta al 500 y el sanatorio Galeno, de Necochea al 200, que
es de su propiedad, así lo demuestran. También se dedicaba al golf, donde llegó
a tener cargos directivos dentro de la asociación que nuclea a los golfistas
chaqueños.
Una de sus últimas apariciones públicas fue el 4 de junio de
2010 en una nota publicada en el portal Diario Chaco. Bajo el título:
"Médicos de la región crearon la Unión Gremial de Sanatorios del
Nordeste", Grillo aparece en el centro de una foto, sentado, con sus 67
años encima, rodeado de distintos dueños de clínicas chaqueñas.
***
En agosto de 2010, y mientras se sustanciaba el juicio por
la Causa Caballero 1, Grillo se presentó ante el Tribunal Oral Federal de
Resistencia con la idea de prestar declaración testimonial. La intención del
médico se frustró luego de que el abogado querellante, Mario Bosch y el Fiscal
General, Germán Wiens Pintos recordaran que estaba imposibilitado de hacer tal
declaración debido a que era uno de los requeridos en la causa Caballero
Residual.
Donde sí lo dejaron declarar fue en el juicio por la Masacre de Margarita Belén. Fue
el 16 de septiembre del año pasado. Esa mañana ingresó a la sala rengueando. Se
lo vio bastante demacrado, pero en ningún momento demostró nerviosismo.
Como era de esperarse, durante toda su declaración se ciñó a
la historia oficial; "Fui convocado para certificar el deceso de unos
fallecidos que estaban en el regimiento un lunes a última hora de mi guardia (
13 o 14 horas aproximadamente)". Llegó en un patrullero, no recuerda si
acompañado o sólo, tampoco la autoridad que lo convocó.
Contó que vio 6 o 7 cuerpos en el suelo, estaban vestidos,
medianamente limpios, no tenían lesiones pero si múltiples heridas de bala en
abdomen y tórax. Todos eran nn. Había una mujer. No había cadáveres con balazos
en la cabeza. Después de constatar todo esto, en Sanidad hizo los certificados
de defunción. Como la causa de muerte "era evidente" no hizo
autopsia.
Cuando se le preguntó por la posibilidad de notar un fémur
quebrado sin autopsia respondió que en caso de producirse un desvío la fractura
es evidente, pero que también pude pasar desaperciba. La pregunta hace
referencia a Carlos Zamudio, asesinado en la Masacre. Zamudio tenía una
fractura perimortem en el fémur izquierdo.
- ¿Usted sabía que es obligatorio hacer autopsias en caso de
muerte violenta?"preguntó el querellante Mario Bosch.
-No - respondió Grillo, autor de un libro sobre medicina
legal, y con una dilatada trayectoria como perito.
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